martes, febrero 18, 2020

El Aborto.


El Espíritu toma posesión de la materia para hacer la cruzada en la siguiente forma: por lo regular, los espíritus de la familia de los que han fallecido, o amigos, o de lo contrario, enemigos que siguen a determinados espíritus para pagarse las deudas. 

En la forma como queda cada espíritu que toma posesión en el vientre de la mujer; y se hace el contacto de parte y parte, quedando el feto de 3 partes, las dos clases de naturaleza, y el espíritu que, de ahí en adelante es el que moviliza ese feto, el cual recibe irradiación por el ombligo de la madre que lo tiene en el vientre. 

Desde el momento que ha quedado ese espíritu carcelero; lo persiguen los enemigos, hasta maltratar la materia que hace como madre; luego nace, y siguen sus problemas por sus deudas que no lo dejan progresar, a donde vaya ese espíritu que tenga deudas que pagar, que no sea perseguido y que tenga que pagarlas por las cuales se ha encausado. 

También como hay tantos espíritus viciosos que gustan de la perversidad y el engaño; estos también toman parte del maltrato, por envidia lo hacen… 

Ismael Garzón Triana… 

NO SE PUEDE OBLIGAR A ALGUIEN A COMPRENDER UN MENSAJE QUE NO ESTÁ LISTO PARA RECIBIR, AÚN ASÍ, NUNCA DEBEMOS DE SUBESTIMAR EL PODER DE PLANTAR UNA SEMILLA. 

() No pretendo erigirme en el Juez de la consciencia de ninguno de mis hermanos, ni dar inicio a un debate sobre la legislación de nación alguna porque haya consentido o porque haya rechazado el IVE (INTERRUPCIÓN VOLUNTARIA DEL EMBARAZO), tampoco cuestionar la ética ni la moral de autoridades, madres, padres, familiares, médicos y todo el que interviene en un aborto humano directa o indirectamente; porque ellos han actuado en plenitud de su respetable Libre Albedrío, y porque sus causas serán afrontadas sólo por ellos, y tendrán repercusión en sus espíritus y materias bien sea en su presente cruzada o en las ulteriores. Pero como conocedor de las Leyes Espirituales, me siento en el deber de extender a modo de EXPOSICIÓN, no de IMPOSICIÓN, lo que son las consecuencias, las Deudas (Causa y efecto – Karma) o como le queráis denominar, a las que se hace acreedor el espíritu cuando quebranta las Leyes que rigen el mundo espiritual. 

Al ABORTO no lo llevaré al plano del pecado para no entrar en el campo del dogma, ni herir susceptibilidades, porque no se trata se señalar ni actuar con doble moral, pero sí enseñar, explicar a mis hermanos que deseen abrir sus mentalidades para recibir estas palabras, sobre el hecho de que en la misma medida como cuando por ignorancia infringimos la Constitución de un País, no somos eximidos de culpa ante el desconocimiento; de igual forma tampoco seremos absueltos ante el quebrantamiento de las Leyes Espirituales. 

Vivimos en un mundo infinitamente materialista donde impera el orgullo, la soberbia, la altivez y el egoísmo que impiden reconocer que no somos sólo carne, huesos y sangre; sino que nuestra verdadera esencia es espiritual, y que nuestro paso por este planeta de expiación, de sufrimiento, y de dolor, vistiendo una envoltura carnal pasajera a través del tiempo y tiempos que permanezcamos en este planeta será breve y transitorio, sólo en la medida en que podamos sobreponernos y salir airosos de las pruebas que se nos presenten durante nuestra estadía como espíritus encarnados en este valle de oscuridad espiritual, para remontarnos a planos más evolucionados; pero así como nadie sale de una posada sin haber pagado por el servicio recibido, os digo que así mismo nadie saldrá de este plano Tierra sin haber cancelado hasta el último céntimo representado en deudas espirituales, porque limpios llegamos, y limpios debemos de partir. 

No controvertiré las Leyes terrenales, como tampoco así, el conjunto de normas establecidas para guiar los actuares de la humanidad en lo corporal; pero he decir que el HOMBRE en medio de su inconsciencia, y al ser ignorante de las Leyes que rigen el mundo espiritual, opta por instituir, sino por IMPONER la mayoría de las veces, normas que distan mucho de ser justas y equitativas, porque están basadas en intereses mezquinos. 

El HOMBRE material desde sus inicios aprendió a salvaguardar sus posesiones, a imponer su soberanía que lo sustentaran en el poder; y con ese sentir, con esa visión fue moldeando y creando Leyes cada vez más imperfectas que sólo han servido para levantar altares para el orgullo, la avaricia, la vanidad, la falsedad y las voluptuosidades; relegando, persiguiendo, oprimiendo y ejecutando a quienes piensan más en el beneficio del espíritu, que en los bienes materiales, ignorando de dónde han venido, y dónde deberá de volver, sin haber aprendido que así como limpio salió del vientre de la madre, limpio partirá de este mundo, llevando consigo sólo lo aprendido en su experiencia corporal. Por ello las Leyes que direccionan espiritualmente hacia fines elevados en Altruismo, en Amor, en Respeto, en Perdón, en Fraternidad, en Benevolencia hacia sus hermanos, las ocultan, negando la oportunidad a la miríada de espíritus que yacen aferrados a este plano terrenal, de obtener el conocimiento que les permita alejar la oscuridad para poder despegar poco a poco del terrestre. 

Si se enseñaran las VERDADERAS LEYES DE DIOS, y los gobiernos de cada País legislara conforme a dichas Leyes; el mundo volvería a la normalidad. Es decir; habría respeto en todo, y hacia todos. 

A mis hermanos que destruyen las Selvas, que saquean las entrañas de la Madre Tierra, que envenenan el Aire, las Aguas con elementos tóxicos tras extraer las riquezas materiales; como también así quienes eliminan a seres vivos tras la caza, tras el negocio de la carne, piel, huesos y sangre de sus hermanos menores (los animales) por simple avaricia; os digo que TODO SER VIVIENTE TIENE ESPÍRITU, y va en ese actuar una gran causa para el espíritu, por lo cual deberá venir a vivir en carne propia a través del sufrimiento, lo que ha hecho padecer a sus hermanos. 

Nadie tiene el derecho de quitar la vida a un ser que no ha sido su creación; y como lo único que puede crear el HOMBRE es más ignorancia, más oscuridad para su espíritu a través de la maldad, pereza, envidia, y orgullo que derive de sus acciones contrarias a las Leyes Espirituales; os digo hermanos míos que CUANDO DIRECTA O INDIRECTAMENTE QUITÁIS O CONTRIBUÍS PARA QUITAR LA VIDA A UN HERMANO, estáis quitando la oportunidad a un espíritu de venir a cumplir con su misión, con su expiación, y es un enemigo espiritual que se gana para vuestro espíritu, hasta tanto no se pague esa deuda contraída. 

Cuando el HOMBRE material decide cortar el hilo de la vida de un ser en formación en el vientre de su madre, suele pensar que ése ser al no hablar y caminar aún, se le puede privar arbitrariamente de la posibilidad de nacer y cumplir con su tarea; pero ha de saberse que desde antes de la concepción, ése espíritu ya tiene asignada la materia que movilizará, y que aquél lapso de nueve meses, es el tiempo que se toma para conformar la vestimenta pasajera del espíritu que es su cuerpo, para poder afrontar como encarnado las experiencias que ha de cumplir. 

La materia es perecedera, pero el espíritu y sus experiencias trascienden, quedando grabados en las estadísticas de sus archivos lo bueno o lo malo de sus actuaciones como encarnado; llevándose consigo gratitud, amor, fraternidad, o en su defecto odios, pasiones o sentimientos de venganza que luego cobrará bien sea como espíritu encarnado o desencarnado. 

Aquél hermano que hoy hace sufrir, mañana sufrirá igual o peor manera de lo que hizo sufrir; pero como el HOMBRE MATERIAL piensa que su actual existencia es la única que ha de vivir, por ello goza, disfruta y trasgrede las Leyes; pero os digo que os equivocáis grandemente quienes así piensen porque a pesar de que algunos ya vivimos en carne propia dificultades, enfermedades, sufrimientos, agobios, persecuciones y malformaciones, no pensamos ni queremos mirar las faltas del pasado que hoy son los cobros de aquellas deudas que nos someten a todo tipo de situaciones adversas, y que en medio de nuestra ignorancia, sólo atinamos a alzar la mirada y decir; “Si hay un Dios, por qué me tiene así. Se dice así porque es ignorante del pasado” Y no es necesario conocer el futuro para saber lo que nos aguarda en los días venideros; sólo basta hermanos, cuando se es conocedor de las Leyes espirituales, saber que, de acuerdo a nuestro proceder presente, así será nuestra vida futura; no lo olvidéis. 

Quién hoy hace sufrir, mañana sufrirá, quien hoy derrama la sangre se sus hermanos, mañana será derramada la suya, quien hoy arrebata, mañana le será arrebatado lo que posea; es la Ley de Causa y Efecto que actúa en sincronía con nuestras acciones. 

Por ello lo que impulsa a una Madre, al Padre, Familiares, Médicos, Autoridades y todo aquél que sea partícipe directa o indirectamente de un ABORTO, que no es más que cortar el hilo de la existencia de un hermano, es a causa de la ignorancia, de la oscuridad de su espíritu; y éste y aquél, y ellos y ésos que participaron en esa transgresión, deberán vivir la misma experiencia en vidas sucesivas para poder pagar la deuda por la que se han encausado. 

Las deudas del pasado son la razón por la cual va en aumento los eventos de homicidios, suicidios, desequilibrio mental, abortos, malformaciones en los fetos, y enfermedades incurables que sólo encuentran la sanación espiritualmente; y aquellos hermanos más oscurecidos, que vienen a encarnar con deformidades, son los más necesitados de una materia para expiar sus faltas del pasado. 

No voy a señalar como mala a aquella Madre ni aquellos hermanos que ayudan a ABORTAR a un hermano que yace en formación de su materia, porque la labor, el rol de un siervo al servicio espiritualmente del Padre Supremo no es juzgar, sino enseñar; pero os digo que "pagaré que se gira, es pagaré que ha de pagarse" recordadlo siempre hermanos de mi espíritu. 

Vuestro amigo y hermano, 
Héctor Fabio Cardona. 

Os dejo un esclarecimiento de algunos puntos de las Leyes espirituales. 

UNIÓN DEL ALMA CON EL CUERPO 

(…) ¿En qué momento se une el alma al cuerpo? 
- La unión comienza en la concepción, pero sólo es completa en el instante del nacimiento. Desde el momento de la concepción, el Espíritu designado para habitar determinado cuerpo se une a él por un lazo fluídico que va estrechándose, cada vez más, hasta el instante en que la criatura es dada a luz. El grito que lanza entonces el recién nacido anuncia que ha pasado a formar parte de los vivientes y servidores de Dios. 

(…) La unión entre Espíritu y cuerpo ¿es definitiva desde el momento de la concepción? Durante ese período inicial ¿podría el Espíritu renunciar a habitar el cuerpo que se le asignó? 
- La unión es definitiva, en el sentido de que otro Espíritu no podría sustituir al que ha sido designado para ese cuerpo. Pero, como los vínculos que los unen son muy débiles, se quiebran con facilidad, y esto puede suceder por voluntad del Espíritu, que retrocede ante la prueba que ha escogido. En tal caso, el niño no vive. 

(…) ¿Qué acontece al Espíritu si el cuerpo que había elegido muere antes de nacer? 
- Opta por otro. 

(…) ¿Cuál puede ser la utilidad de esas muertes tan prematuras? 
- Las imperfecciones de la materia suelen ser casi siempre la causa de tales muertes. 

(…) ¿Qué beneficio podrá reportar a un Espíritu su reencarnación en un cuerpo que fallece pocos días después de su nacimiento? 
- El Ser no tiene suficientemente desarrollada la conciencia de su existencia. La importancia de la muerte es casi nula. Constituye a menudo, como ya lo hemos dicho, una prueba para los padres. 

(…) ¿Sabe el Espíritu de antemano que el cuerpo que escogió no tiene posibilidades de vivir? 
- Algunas veces lo sabe, pero si lo ha elegido por ese mismo motivo, es por ello que se echa atrás ante la prueba. 

(…) Cuando una reencarnación se ve frustrada para el Espíritu, debido a cualquier causa, ¿se suple inmediatamente con otra existencia? 
- No siempre en forma inmediata. El Espíritu necesita tiempo para escoger de nuevo, a menos que la reencarnación instantánea no provenga de una determinación anterior. 

(…) Una vez unido al cuerpo del niño, y cuando ya no puede retroceder, ¿lamenta a veces el Espíritu la elección que ha hecho? 
- ¿Quieres decir que, si como hombre, se queja él de la vida que lleva? ¿Si desearía que fuese diferente? Sí. Pero, en lo que respecta a deplorar la elección realizada, no, pues no sabe que la hizo él mismo. Una vez encarnado, el Espíritu no puede lamentar una elección de la que ya no tiene conciencia. Pero tal vez encuentre la carga demasiado pesada, y si cree que ésta excede sus fuerzas, entonces recurre al suicidio. 

(…) En el intervalo que media entre la concepción y el nacimiento ¿goza el Espíritu de la totalidad de sus facultades? 
- Más o menos, según lo avanzado del proceso, porque no está todavía encarnado, pero sí unido. Desde el instante mismo de la concepción empieza la turbación a apoderarse del Espíritu, el cual queda advertido por ello de que ha llegado la hora de iniciar una nueva existencia. Esa turbación va en aumento hasta el instante en que el niño nace. En el ínterin, su situación es más o menos la de un Espíritu encarnado durante el sueño del cuerpo. Conforme se aproxima la hora del nacimiento, sus ideas se van esfumando, así como el recuerdo del pasado, del cual ya no tiene conciencia cuando es hombre, una vez ingresado a la vida corporal. Mas ese recuerdo le volverá poco a poco a la memoria, cuando se encuentre en su estado de Espíritu desencarnado. 

(…) En el momento de renacer ¿recobra el Espíritu de inmediato la plenitud de sus facultades? 
- No, sino que éstas se van desarrollando en forma gradual, conjuntamente con los órganos asociados. Se trata, para él, de una nueva vida. Precisa aprender a servirse de sus instrumentos. Las ideas le vuelven de manera paulatina, como en un hombre que sale del sueño y se encuentra en una postura diferente de la que tenía antes de dormirse. 

(…) Puesto que la unión del Espíritu con el cuerpo sólo se consuma completa y definitivamente después del nacimiento, ¿podemos considerar al embrión como poseyendo un alma? 
- El Espíritu que debe animarlo existe, en cierto modo, fuera de él. No tiene pues, hablando con propiedad, un alma, ya que la encarnación está sólo en vías de operarse. Pero se encuentra unido al alma que debe poseer. 

(…) ¿Cómo se explica la vida intrauterina? 
- Es la de la planta que vegeta. El embrión vive la existencia animal. El hombre, en cambio, poseerá en sí la vida animal y la vegetal, que al nacer completa con la espiritual. 

(…) ¿Hay, como la ciencia lo indica, niños que desde el seno materno no tienen posibilidades de vivir? Y ¿con qué objeto sucede esto? 
- Ocurre a menudo, y Dios lo permite a título de prueba, ya sea para los progenitores, o bien para el Espíritu asignado para ocupar ese cuerpo. 

(…) ¿Hay niños nacidos muertos que no estaban destinados a la encarnación de un Espíritu? 
- Sí, los hay que no tuvieron jamás asignado a su cuerpo un Espíritu. Para ellos nada debía realizarse. En tal caso, sólo por los padres llegó ese niño. 

(…) Un ser de tal naturaleza ¿puede llegar al tiempo normal de nacimiento? 
- Sí, en ocasiones, pero entonces no vive. 

(…) Todo niño que ha sobrevivido a su nacimiento ¿tiene pues, por fuerza, un Espíritu encarnado en él? 
- ¿Qué podría ser sin Espíritu? No sería un ser humano. 

(…) ¿Cuáles son, para el Espíritu, las consecuencias del ABORTO
- Una existencia nula, que habrá de reiniciarse. 

(…) El ABORTO provocado ¿constituye un crimen, sea cual fuere el grado de desarrollo del proceso de gestación? 
- Siempre hay crimen, desde que trasgredís la ley de Dios. La madre, o cualquier otra persona, cometerá en todos los casos un crimen al quitar la vida al niño antes de su nacimiento, porque ello equivale a impedir al alma que afronte las pruebas cuyo instrumento debía ser el cuerpo. 

(…) En los casos en que la vida de la madre corre peligro si el niño nace, ¿es un crimen sacrificar a este último para salvar a aquélla? 
- Resulta preferible sacrificar al ser que no existe y no al ser que existe. 

(…) ¿Es racional dispensar al embrión las mismas consideraciones que al cuerpo de una criatura que ha vivido? 
- Ved en todo esto la voluntad de Dios y su obra. No tratéis, pues, con ligereza las cosas que debéis respetar. ¿Por qué no respetar aquellas obras de la Creación que han quedado truncas, a veces por voluntad mismo del Creador? Ello está dentro de sus designios, que nadie está llamado a juzgar. 

Allan Kardec…