(...) Este cuadro es una ajustada alegoría del estado moral del Espíritu; el cual, mediante su actuar puede encumbrarse hacia la cima del esclarecimiento, o descender a los abismos insondables de la oscuridad, a través del efecto producido por la práctica continuada de los vicios de la lujuria, del orgullo, de la soberbia, de las bajas pasiones, etc., etc., etc., al desvirtuar un don que le fue concedido como herramienta para sobreponerse a las malas inclinaciones, y así retornar al camino de la luz. Pero la mayoría de las veces, el capricho de la materia no ayuda al espíritu en su trabajo de recuperación al dejarse conquistar y someter por los encantos del terrestre, cubriendo su Periespíritu con el fango de la Tierra.
No debemos confundir un don con una virtud; pues el don puede ser otorgado por misericordia del Padre Supremo, como herramienta para el trabajo moral que debe emprender el espíritu sufriente para salir de la oscuridad donde se encuentra por su propia culpa; mientras que la virtud es inherente al espíritu. Es decir; lo ha ganado por esfuerzo propio. He ahí, por qué muchos “Facultados” colocan aquellos dones, aquellos talentos al servicio del mal; mientras que el virtuoso sabe sobreponerse a las tentaciones, porque es el trabajo que su espíritu viene realizando en muchas cruzadas.
He ahí, también la respuesta, la incógnita despejada, del por qué a un espíritu demasiado encausado le otorgan un don; que repito, nunca debe de confundirse con una virtud. Y ya sabéis que la mayoría de las veces, cuando ése enfermo del alma obtiene el alivio de sus males, en vez de aprovecharlo para dar paso al inicio de su limpieza espiritual, lo que hace es dar paso nuevamente a los vicios, cayendo de nuevo al fango por su persistencia en el error, al creerse igual o superior a sus hermanos al elevarse en orgullo, en despotismo, en ansia de poder. Y enceguecido por la avaricia, por la malevolencia, al no saber dirigir correctamente ni poder sobrellevar el peso de un don, cuya mala utilización, en vez de indicarle el camino recto, termina hiriendo su enlutada vista, conduciéndolo nuevamente hacia el abismo de donde tuvo la oportunidad de salir, pero rehusó por el engreimiento.
Es por ello que puede observarse con bastante frecuencia en los Estudios, que la mayoría a quienes la parte espiritual les concedió un don, no por ser un espíritu esclarecido; sino como la “medicina” para el tratamiento de un enfermo del Alma y de la materia, cuya acción bien dirigida mediante el servicio honesto hacia aquella Majestad Divina y hacia sus hermanos, bien pudo ayudarle a limpiar su espíritu; pero para muchos, la cura termina siendo peor que la enfermedad que ya sufrían, encausando al enfermo del Alma aún más, al ceder, al colocar ese don al servicio del mal, del orgullo, del despotismo, de la soberbia, de la mentira, de las bajas pasiones, de la ambición desmedida, de la avaricia tanto material como intelectual, al comerciar con la Enseñanza, con las Leyes del Padre Supremo etc., etc., etc., mientras muy pocos son los virtuosos que caen en este error.
Sabed, que muchos son los que llegan a la Obra del Maestro Ismael con cabeza gacha, agobiados, perturbados, derrotados por el peso de sus faltas; pero una vez obtienen la mejoría, el alivio para su alma y su materia, su orgullo se subleva, su presunción se agita, y hacen de sus enfermedades, de sus miserias, de sus ruinas espirituales, causa de sus desaciertos, una analogía con el párrafo de la Enseñanza que dice: ¿Por qué Jesús se acercó a Juan a que lo bautizara? La razón, porque Jesús estaba enfermo, su enfermedad era el desarrollo de las facultades…pretendiendo equipararse con un Maestro.
Pero os digo, una cosa es el despertar de las facultades en un espíritu esclarecido, cuyo vibrar termina afectando su materia imperfecta, no por causa espiritual alguna, sino por la precariedad de los elementos de la Tierra con los cuales están constituidos la armadura pasajera y su Periespíritu, no logrando éstos, ajustarse a la exigencia del alto vibrar de un espíritu excelso.
Entonces, ante el conocimiento de las Leyes que rigen el mundo espiritual, resulta insensato, pueril, y además de mala fe, intentar imitar o comparar la causalidad de un alma enferma, con la enfermedad producida por el desajuste de una materia infinitamente inferior ante la fuerza de la irradiación emanada de un espíritu movilizante esclarecido.
Sólo os digo, ante la duda, la prudencia. Quiero deciros que no deis credibilidad a todo lo que escuchéis, a todo lo que os relata quienes no pudieron cumplir su tarea; más, observad, lo que a modo de aprendizaje os enseña las penas que sufren en sus lechos de agonía sobre el final de sus días como encarnados en la Tierra, aquellos espíritus, cuando están próximos a entregar su materia al paraíso terrenal, cuyos dones sólo le sirvieron para entenebrecer aún más su ya oscurecido espíritu; y no para esclarecerlo mediante el servicio espiritual honesto, en nombre de Dios a la humanidad, tal como fue el propósito al concedérsele un don, un talento.
“Si todo lo hay en el terrestre para el bien y el mal ¿por qué no se toma la verdad de Dios para el bien, tanto corporal como espiritual?” dijo nuestro amado Maestro Ismael.
“Conoceréis a el árbol por sus frutos…” dijo Jesús del Galilea.
Entonces no penséis que este cuadro, esta equivalencia con el Periespíritu y las Mediumnidades, son simplemente una alegoría sin sentido, que en nada representa la realidad del mundo espiritual; pero debéis de tener claro hermanos de mi espíritu que, a mayor rectitud del Médium, mayor es la claridad del Periespíritu, pudiendo, según la semejanza en vibrar, en virtud, recibir mensajes acordes a su condición moral. Sabed que, si el Periespíritu es nítido como el cristal invisible, se recibirán mensajes elocuentes de Maestros esclarecidos. Pero si el Periespíritu se encuentra oscurecido como resultado de las bajas pasiones; estad absolutamente seguros, que las comunicaciones que se recibirán, serán de los hermanos de la faz, o simplemente imposturas de la materia.
“Buscad la verdad, y la verdad os hará libres…” Jesús del Galilea.
Vuestro amigo, hermano y servidor,
-Héctor Fabio Cardona-
Os dejo con la siguiente Enseñanza de los Espíritus…
SEGÚN LAS CUALIDADES MORALES DEL MÉDIUM
(...) Se verá la influencia que las cualidades y las irregularidades de los médiums pueden ejercer sobre la seguridad de las comunicaciones, y cuáles son aquellos que se pueden con razón considerar como médiums imperfectos.
MÉDIUMNS IMPERFECTOS.
MÉDIUMNS POSEÍDOS.
Los que no pueden desembarazarse de Espíritus importunos y mentirosos, pero que no se dejan engañar.
MÉDIUMS FASCINADOS.
Los que son embaucados por Espíritus embusteros y se hacen ilusión sobre la naturaleza de las comunicaciones que reciben.
MÉDIUMNS SUBYUGADOS.
Los que sufren una dominación moral y muchas veces material de parte de los malos Espíritus.
MÉDIUMNS LIGEROS.
Los que no toman su facultad a lo serio, y no se sirven de ella sino por diversión o por cosas fútiles.
MÉDIUMNS INDIFERENTES.
Los que no sacan ningún provecho moral de las instrucciones que reciben y no modifican en nada su conducta y sus costumbres.
MÉDIUMNS PRESUNTUOSOS.
Los que tienen la pretensión de estar solos en relación con los Espíritus superiores. Creen en su infalibilidad y miran como inferior y erróneo todo lo que no viene de ellos.
MÉDIUMNS ORGULLOSOS.
Los que tienen vanidad de las comunicaciones que reciben; creen no tener ya nada que aprender en el Espiritismo, y no toman para ellos las lecciones que reciben a menudo de parte de los Espíritus. Estos no se contentan con las facultades que poseen; quieren tenerlas todas.
MÉDIUMNS SUSCEPTIBLES.
VARIEDAD DE LOS MÉDIUMNS ORGULLOSOS.
Se resienten de las críticas de que pueden ser objeto sus comunicaciones; se enojan de la menor contrariedad, y si enseñan lo que obtienen, es para hacerlo admirar y no para pedir pareceres.
Generalmente toman aversión a las personas que no les aplauden sin reserva, y desertan de las reuniones en que no pueden imponerse y dominar. Dejadles que se pavoneen en otra parte y que busquen oídos más complacientes, o que se retiren en el aislamiento; las reuniones que se privan de su presencia no pierden mucho.
MÉDIUMS MERCENARIOS.
Los que explotan su facultad.
MÉDIUMS AMBICIOSOS.
Los que sin poner precio sus facultades esperan sacar de ellas alguna ventaja.
MÉDIUMNS DE MALA FE.
Los que teniendo facultades reales simulan las que no tienen para darse importancia. No se puede dar el título de médium a las personas que no teniendo ninguna facultad mediúmnica no producen más efectos que los de la impostura.
MÉDIUMS EGOÍSTAS.
Los que solo se sirven de su facultad para su uso personal, y guardan para ellos las comunicaciones que reciben.
MÉDIUMS CELOSOS.
Los que ven con despecho a otros Médiumnes mejor apreciado que les son superiores.
Enseñanza de los espíritus codificada
Por -Allan Kardec-
