miércoles, octubre 09, 2024

RESPETO, AMOR Y GRATITUD POR EL LEGADO DEL MAESTRO ISMAEL


 

Desde el pasado 29 de agosto, en un acto de profundo respeto y gratitud hacia el Maestro Ismael Garzón Triana, se ha dado inicio a una nueva forma de divulgación de su Obra, que busca simplemente honrar su legado sin abolir el derecho de ningún hermano. Es importante destacar que mi interpretación de estas enseñanzas no pretende en ningún momento imponerse como la única válida. Reconozco que cada hermano y hermana en esta comunidad puede poseer una luz y un entendimiento únicos, y que sus propias interpretaciones pueden enriquecer aún más la comprensión colectiva de la Obra del Maestro.

Este proceso no solo consiste en publicarla para darla a conocer, sino en explicarla para permitir que las Leyes Espirituales se integren en nuestra vida cotidiana. Al abordar cada segmento de su Obra, se busca crear un puente entre el conocimiento espiritual y la experiencia personal, reconociendo que cada uno de nosotros está en un camino único de evolución y comprensión.

Es fundamental recordar que el verdadero aprendizaje espiritual trasciende las palabras y conceptos; se manifiesta en nuestra forma de ser y en las decisiones que tomamos en el día a día. Así, al profundizar en la Obra del Maestro, cada lector puede encontrar su propia luz, resonando con los principios que él transmitió, y experimentar una transformación interna que refleje su autenticidad.

Este homenaje también invita a la reflexión sobre la importancia de la comunidad espiritual, donde el respeto y la comprensión mutua nos enriquecen y nos acercan. Al compartir esta maravillosa Enseñanza, nos abrimos a la posibilidad de crecer juntos, respetando las diversas interpretaciones y caminos que cada persona elige seguir. En esta labor, buscamos no solo preservar la esencia del Maestro, sino también cultivar un espacio donde el amor, la paz y la sabiduría puedan florecer, guiando nuestras vidas hacia un propósito más elevado.

Cada uno de nosotros está en un proceso personal de aprendizaje y evolución, y es a través del diálogo y el intercambio de experiencias que podemos profundizar en nuestra comprensión espiritual. Esta diversidad de perspectivas no solo es válida, sino que es esencial para el crecimiento de nuestra hermandad, ya que cada voz aporta un matiz que enriquece el conjunto. 

Al compartir mis reflexiones, lo hago con la intención de abrir un espacio para la introspección y el diálogo, donde cada uno pueda aportar su luz y sabiduría. Juntos, en esta búsqueda de verdad y autenticidad, podemos honrar el legado del Maestro Ismael de una manera que respete y celebre la pluralidad de pensamientos y experiencias en nuestro camino espiritual. Así, cultivamos un ambiente de amor, respeto y aprendizaje mutuo, donde todos podemos avanzar hacia una comprensión más profunda y significativa de su legado, salvaguardando por sobre todas las cosas la autenticidad y el sentir del autor, sin mirar ni aludir a quienes cumplan o no.

Vuestro amigo, hermano y servidor,
-Héctor Fabio Cardona-



martes, octubre 08, 2024

ORACIÓN A LOS GUÍAS O ÁNGELES DE LA GUARDA



Independientemente del entendimiento, la luz, la ignorancia y oscuridad de nuestro espíritu, cada uno tiene el derecho de acuerdo a su libre albedrío, de expresar, de exponer lo que comprende sobre la Leyes Espirituales y sobre esta hermosa Enseñanza del Maestro Ismael Garzón Triana; sin que espíritu alguno pueda llegar a imponer su opinión como la única verdad válida como explicación de la misma.

Por lo tanto, sin ansia de imponer a nadie mis palabras, os comparto respetuosamente mi opinión personal, que dista mucho de la interpretación que el Maestro Ismael dejó de su Obra. Pero mi gratitud y amor por el Maestro y su hermosa Enseñanza, me motivan cada día a estudiar y aventurarme a publicar mis elucidaciones.

La referencia que hacen los Maestros Allan Kardec y León Denis en sus Obras maravillosas, introduce un enfoque específico en el espiritismo, que enfatiza la existencia de Guías Espirituales para cada espíritu. Estas enseñanzas nos indican que todos tenemos un Ángel Guía y Espíritus Benefactores que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, proporcionando orientación, apoyo y fortaleza. Esta afirmación nos consuela ante el hecho de que no estamos solos en nuestro camino espiritual y que siempre hay una ayuda presente y disponible, incluso si no siempre es visible. 

Esta hermosa Oración del Maestro Ismael Garzón Triana, en la que se reconoce la existencia de Espíritus que actúan como intermediarios entre lo humano y lo Divino, y donde se menciona a los Ángeles y Arcángeles mensajeros de Dios, puros como el cristal invisible, quienes, por su gran amor a la humanidad y la moral de sus espíritus, se han hecho merecedores de portar y transmitir la Luz del Padre Supremo a sus hermanos; es decir, su conocimiento. Y como espíritus benefactores, nos ayudan en el trasegar de nuestras distintas cruzadas como espíritus encarnados.

Este inicio establece claramente la intención e importancia de la Oración: evocar a los Espíritus que son reconocidos como protectores y guías. Al dirigirse a los Ángeles y Arcángeles, el espíritu encarnado no solo busca asistencia, también reconoce su papel como Mensajeros de aquella Majestad Divina, quienes están siempre en disposición para ofrecer apoyo y orientación a la humanidad en nombre de Dios.

La referencia a los Mensajeros, enfatiza la función activa de estos espíritus hermanos en la vida espiritual del que tiene fe. Al ser considerados como enviados o Mensajeros del Padre Supremo y de nuestra Divina Madre, se establece una relación, una conexión directa entre lo humano y lo Divino. Este reconocimiento admite que hay una Fuerza Suprema que se manifiesta a través de ellos, y que su propósito es transmitir amor y protección. Esto no solo resalta su importancia, sino que además refuerza nuestra fe y confianza al sentirnos siempre rodeados y protegidos por ellos.

A LOS ÁNGELES, ARCÁNGELES Y DEMÁS GUÍAS DEL BIEN DE MI PADRE ME DIRIJO

Esta apertura es un llamado directo a los Espíritus Benefactores, resaltando la importancia de los Ángeles y Arcángeles como Protectores y Guías, tanto en la vida espiritual como en la corporal. Al incluir –y demás guías del bien de mi Padre- se amplía el espectro de apoyo espiritual, reconociendo que hay una miríada de espíritus que actúan en beneficio de toda la humanidad. Este reconocimiento crea un sentido de comunidad espiritual, donde diferentes fuerzas se unen en un propósito común: el bienestar y la evolución de cada uno de sus hermanos.

PORQUE MENSAJEROS DE MI PADRE Y DE MI DIVINA MADRE

Aquí se reafirma la función esencial de los Mensajeros de Dios. Al mencionar al Padre Supremo y la Divina Madre, se establece una conexión con lo Divino que es tanto paternal como maternal. Esto sugiere un enfoque equilibrado, armonioso y amoroso de las Leyes que rigen el Mundo Espiritual. Al considerarlos como Mensajeros, se enfatiza que traen mensajes de amor y sabiduría, guiándonos hacia un camino de luz y verdad.

TRAEN EL MENSAJE DE AMOR Y PROTECCIÓN A TODOS TUS HIJOS

Esta frase contiene la esencia de la función de los Ángeles y Guías, portadores de Luz, de amor y protección. La seguridad en que este mensaje es para todos los hijos del Padre Supremo, subraya un sentido de inclusión y universalidad. No se limita a unos pocos, sino que se extiende a toda la humanidad. Este enfoque en el amor y la protección resuena profundamente con el anhelo humano de sentirse respaldado y protegido en el viaje de la vida. Al hablar de amor, se menciona una fuerza poderosa que trasciende el tiempo y el espacio, ofreciendo consuelo y esperanza a los extraviados.

Este párrafo es una invocación profunda, poderosa, y además reverente a los Ángeles y Guías. Al reconocerlos como Mensajeros del Padre y de la Divina Madre, se establece un vínculo directo con lo Divino, enfatizando su papel como Protectores y portadores de Amor. La afirmación de que su mensaje es para todos sin excepción alguna, nos alienta, nos da fe y esperanza de seguir adelante, al saber que a pesar de nuestras faltas cometidas no hemos sido desheredados del amor ni de la misericordia del Padre Supremo, y que, por el contrario, todos somos merecedores de amor y protección. Este clamor de ayuda espiritual crea un espacio de apertura y conexión, donde el espíritu encarnado puede encontrar consuelo y apoyo en su camino.

Este reconocimiento genera, además, un sentido de esperanza al ser aceptados como parte de un Plan Divino; más, cuando siempre podemos recurrir a la protección espiritual. El amor es una energía transformadora que, al ser recibida, puede guiarnos y sostenernos en nuestras luchas.

La invocación de -amor y protección- enfatiza que los Ángeles son portadores de mensajes que transmiten Amor Divino, y que brindan asistencia a quienes los buscan. Esta enseñanza promueve la fe en la ayuda de Dios, especialmente en momentos de dificultad, aflicción o sufrimiento.

YO, HUMILDE SERVIDOR Y PEQUEÑA CRIATURA

La expresión de -humilde servidor- transmite una profunda actitud de respeto y veneración hacia Dios infinitamente Poderoso y Justo.

La humildad es una virtud fundamental en el camino espiritual; reconoce nuestras limitaciones y nos coloca en un estado de apertura para aprender y recibir. Al identificarse como -pequeña criatura-, el Maestro Ismael reafirma el conocimiento de las Leyes Espirituales y su lugar en el vasto Universo. Este reconocimiento no es un signo de debilidad ni de falsa modestia, sino de una poderosa e íntima conexión con Dios. Este discernimiento es fundamental en las Leyes Espirituales, ya que se entiende que el verdadero crecimiento espiritual comienza con la humildad y el reconocimiento de la grandeza de Dios y del Universo.

RINDO ESTE HOMENAJE A LAS FUERZAS SUPREMAS Y DIVINAS

La acción de rendir homenaje implica un acto de devoción y reconocimiento. Al hacerlo se establece un puente entre la materia y el Espíritu, entre lo humano y lo Divino. Este homenaje no solo es una forma de expresar gratitud, sino también un reconocimiento de aquellas Fuerzas Radiantes que guían y protegen a la humanidad. En el Espiritismo, rendir homenaje, es una forma de abrir el corazón, de entregarse a la luz que nos guía, y de acogerse al conocimiento que nos ayuda a trascender, que nos acompaña y orienta hacia el Camino Recto.

Estas respetables Entidades Espirituales a las que se refiere el autor en su maravillosa Enseñanza, son vistas y reconocidas como poderosas y benevolentes, responsables del orden y la armonía en el Universo. Las Fuerzas Supremas evocan una sensación de grandeza y majestuosidad, recordándonos que, a pesar de nuestras luchas y desafíos, hay una fuerza universal que actúa siempre en favor de nuestro crecimiento y bienestar. Al referirse a ellas como Divinas, se resalta su Naturaleza Indulgente y amorosa, invitándonos a confiar en su guía y protección.

Este párrafo, al unirse en un acto de humildad y devoción, nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con aquellas Fuerzas. Nos recuerda que, aunque somos pequeños en comparación con la vastedad del Universo, cada uno de nosotros tiene un lugar valioso en la creación. Al rendir homenaje a estas entidades nuestros verdaderos hermanos, expresamos nuestro anhelo de conexión, amor y protección, abriendo nuestro corazón para recibir la sabiduría y la luz que nos ofrecen. En este acto de entrega encontramos consuelo, y la certeza de que nunca estamos solos en nuestro viaje de evolución espiritual.

YO TENGO LA FE HACIA MI PADRE Y A MI DIVIA MADRE

La mención del Padre Supremo y la Divina Madre, hace eco de una relación con lo Divino. La figura de la madre representa la protección, la devoción y el amor incondicional. Por ello, Dios Todopoderoso Infinitamente Justo, ha asignado por su infinita capacidad de amar a sus hermanos, el rol de Madre Universal a aquel Espíritu Radiante y Puro, hermano de nuestro Espíritu, conocido como la Divina Madre. Este equilibrio entre lo masculino y lo femenino refleja un enfoque integral de la espiritualidad, donde ambos aspectos son importantes para el bienestar integral del alma.

Esta afirmación expresa una conexión personal y profunda con Dios. La fe es un pilar fundamental en el Espiritismo; representa confianza y entrega en algo más grande que nosotros mismos. Al mencionar al Padre y a la Divina Madre, se establece un equilibrio entre las energías masculinas y femeninas de lo sagrado, simbolizando el amor, la protección y la guía que representan. Esta relación no solo es una búsqueda de apoyo espiritual, sino también una invitación a experimentar el amor incondicional que emana de estas figuras Divinas, y transmitirlas a nuestros hermanos.

PORTADORES DE LA LUZ Y LA FE

Aquí se hace referencia a los Ángeles, Guías Espirituales, y Espíritus Benefactores como portadores de la Luz del Padre Supremo y la fe. La luz simboliza la verdad, la claridad y la iluminación espiritual; mientras que la fe es el vínculo que nos une a Dios, que no vemos, pero que sí sentimos su presencia en cada átomo de nuestro ser. Reconocer a estos Espíritus como portadores de estas cualidades destaca su papel crucial en nuestro viaje espiritual ayudándonos a mantener la esperanza y a guiarnos a través de la oscuridad. Este reconocimiento también fomenta una conexión más profunda al verlos como aliados y protectores en nuestro camino.

RECIBAN ESTE HOMENAJE QUE CON AMOR RENDIMOS EN ESTE DÍA LLENO DE LUZ Y ESPERANZA

El acto de rendir homenaje se convierte aquí, en un gesto de gratitud y reverencia. Al ofrecer este homenaje con amor, se refuerza la idea de que la verdadera conexión espiritual se basa en el amor genuino. Es un reconocimiento en el que, aunque los Guías y Ángeles están en un plano diferente, su influencia y apoyo son profundamente fundamentales. Este acto de entrega y agradecimiento nos permite abrirnos a recibir su luz y orientación.

La mención de un día lleno de luz y esperanza resuena con un sentimiento de renovación, anhelo y oportunidad para nuestros espíritus. Cada día es una oportunidad para elevar el pensamiento hacia Dios y experimentar el amor y la protección que nos brinda y que nos rodea. Este enfoque en la luz y la esperanza nos recuerda que, incluso en tiempos difíciles, siempre hay espacio para la alegría y la fe. Nos invita a cultivar una perspectiva optimista y a reconocer que la luz siempre está presente guiándonos en nuestro tránsito como espíritus encarnados en la Tierra.

Hermanos de mi espíritu, este párrafo es una celebración de la fe y la conexión con Dios. A través de la relación con el Padre y la Divina Madre, se establece un lazo profundo de amor y protección. Reconocer a los Ángeles y Guías como portadores de luz y fe, nos invita a confiar en su apoyo en nuestro camino de evolución espiritual. Al rendir homenaje con amor y gratitud, se abre un canal de comunicación y conexión que nutre nuestra alma. En un día lleno de luz y esperanza, encontramos la certeza de que, sin importar las circunstancias, siempre podemos recurrir a la Luz Divina para que nos acompañe.

A LA LUZ DEL UNIVERSO ME DIRIJO CON TODO AMOR

La frase -Luz del Universo- se refiere sin duda alguna al Padre Supremo, Verdad y Sabiduría Infinita. Al dirigirse a esta Luz, se expresa el empeño, la necesidad de recibir guía y fortaleza para seguir adelante con la misión encomendada. La luz simboliza la iluminación espiritual, el conocimiento y la verdad.

El Universo está iluminado, bañado por la Luz de aquella Inteligencia Divina que es Dios, Fuente Primaria de toda causa. Esta luz representa la guía y la sabiduría que emana de aquella Majestad Divina.

El amor es una de las fuerzas más poderosas en las enseñanzas espirituales. Se entiende como la energía que une a todos los seres y que permite el crecimiento y la evolución espiritual. Al dirigirse con todo amor, se sugiere una intención pura, un deseo de conexión y entendimiento con esa Luz del Universo.

Esta frase puede interpretarse como un reconocimiento de que, al buscar la verdad y la comprensión del Universo, uno se está dirigiendo hacia una realidad más elevada. Este viaje se realiza con amor, que es fundamental para el crecimiento espiritual.

En el espiritismo se enseña que la vida es un proceso de evolución y aprendizaje. Al dirigirse a la Luz del Universo, se abraza esta idea de evolución personal y colectiva. La búsqueda de la luz es, por lo tanto, la búsqueda de la verdad y del desarrollo moral y espiritual.

Al dirigirse a la Luz del Universo, se reconoce que cada espíritu, chispa radiante ha emanado de Dios. La conexión con la luz implica también la responsabilidad de contribuir al sustento, al cuidado de toda su creación. El amor se convierte en el medio a través del cual se pueden construir puentes hacia los demás y hacia el Universo.

En resumen, -A la Luz del Universo me dirijo con todo amor- responde a una profunda intención de conexión espiritual, crecimiento y responsabilidad. Refleja la creencia en la existencia de una Fuerza Divina que guía y sostiene a todos, y subraya la importancia del amor como vehículo para alcanzar esa luz. Esta frase puede servir como un recordatorio constante de la búsqueda de la verdad y el desarrollo personal dentro del marco del amor y la comprensión universal.

PORQUE EN MI CORAZÓN NO HAY FRONTERAS

Esta afirmación es un poderoso y significativo compromiso que no debería de pronunciarse a la ligera si no hay la verdadera voluntad de cambio. La idea de que -no hay fronteras en el corazón- sugiere paz interior y una visión de unidad y conexión con todos los seres y la Naturaleza. En un mundo, a menudo marcado por divisiones, esta declaración invita a trascender esas limitaciones. Se trata de una apertura hacia la empatía y el amor incondicional, donde el corazón se convierte en un espacio inclusivo y acogedor, capaz de abrazar la diversidad, las experiencias de los demás, incluyendo a los enemigos.

LO QUE HAY ES FE Y AMOR HACIA LAS MARAVILLAS DE MI PADRE ETERNO

El reconocimiento de que en el corazón hay -fe y amor- resuena con la esencia del espíritu. La fe es la fuerza que nos sostiene en momentos de incertidumbre, mientras que el amor es la energía que nos conecta con todo lo que nos rodea. Al dirigir esta fe y amor hacia las maravillas del Padre Eterno, se hace alusión a la belleza y la grandeza del mundo espiritual y físico, Creación de Dios. Esta visión de asombro y gratitud hacia la Universo y hacia el mundo que nos sustenta, fomenta un sentido de reverencia, admiración y respeto por la Creación y la vida en todo sentido.

HACIA LOS GUÍAS, DIVINOS MENSAJEROS DE MI PADRE Y DE MI DIVINA MADRE ME DIRIJO

Aquí se reafirma la conexión con los Guías Espirituales quienes son vistos como Mensajeros del Padre Supremo. Al dirigir la Oración a ellos, se expresa un deseo de recibir orientación y apoyo en nuestro camino. Esta conexión con los Guías nos afirma que no estamos solos en nuestra travesía; siempre hay Espíritus Benefactores que nos acompañan y nos protegen, brindando luz en momentos de oscuridad.

Y HAGO LLEGAR ESTA FRASES EN ORACIÓN.

El acto de -hacer llegar estas frases en Oración- simboliza la entrega de intenciones y deseos hacia Dios. La Oración se convierte en un canal de comunicación que nos permite expresar nuestro anhelo de conexión, amor y guía. Este gesto también representa la apertura de nuestro ser para recibir la Luz y la protección que se nos ofrece Dios Todopoderoso Infinitamente Justo, Creador de todo cuanto se encuentra en el Universo

Este párrafo contiene la esencia de la búsqueda espiritual y la conexión con Dios. Al dirigirse a la -Luz del Universo-, se expresa un deseo de conexión profunda y amorosa con la esencia de la creación. La afirmación de que, en el corazón no hay fronteras, fomenta un espíritu de unidad y amor incondicional, mientras que la fe en las maravillas del Padre Eterno, enriquece nuestra experiencia de vida. Al invocar a los Guías y Mensajeros Divinos, se reconoce su papel en nuestro viaje, reforzando la idea de que siempre estamos acompañados. La Oración entonces, es un acto de entrega, esperanza y confianza en la Luz y el Amor del Padre Supremo.

Tema de estudio y esclarecimiento para mañana miércoles 9 de octubre con el grupo EL CAMINO RECTO.


Vuestro amigo, hermano y servidor,
-Héctor Fabio Cardona-



sábado, octubre 05, 2024

ALOS ESCRITORES Y FILÓSOFOS


Bajo ningún punto de vista, ésta opinión mía pretende imponerse como la explicación única, auténtica, absoluta ni definitiva sobre el texto de Los Escritores y Filósofos que a continuación os compartiré; pues grande sería el error y la ignorancia, si considerara por un instante que la mente mía puede esclarecer una Obra entregada desde la altura. Sin embargo; me asiste el derecho como estudiante de la Enseñanza del Maestro Ismael, intentar comprenderla, discernirla a pesar de la oscuridad que cubre mi espíritu, ya que es una oportunidad de encaminarme por la senda de la Luz y Verdad, al ser una Obra para el bien de la humanidad.

LOS ESCRITORES Y FILÓSOFOS a los que se refiere el Maestro Ismael en su Enseñanza, son aquellos Espíritus Genios, Egregios al servicio Espiritual del Padre Supremo, quienes a través de sus distintas cruzadas alcanzaron la luz para sus espíritus por esfuerzo propio; y hoy como mensajeros, asisten a la humanidad como guías y espíritus benefactores, ofreciéndonos su ayuda en el estudio y la búsqueda de la verdad, pilar central y fundamental del espiritismo.

El reconocimiento de la ayuda de los espíritus guías está en consonancia con las enseñanzas del espiritismo, que indica que hay entidades -espíritus desencarnados- que ofrecen orientación y apoyo en nuestro camino de aprendizaje. Este aspecto demuestra la conexión entre el mundo de los vivos y de los que han fallecido corporalmente, y donde el conocimiento no solo proviene de fuentes humanas sino también de los habitantes de nuestra verdadera patria, la espiritual.

PUERTAS ABIERTAS:
Desde el punto de vista espiritual, esta frase indica que el estudiante de las Leyes de Dios se encuentra dispuesto a recibir el conocimiento; es decir, el Maestro llega cuando el alumno está preparado, permitiendo la apertura a la sabiduría; y al reflejar en sus acciones respeto, humildad y deseo de servir a sus hermanos, los Escritores y Filósofos al encontrar un terreno abonado y fértil en el corazón del aprendiz, -Templo de Dios, estación de sabiduría- siembran en éste, la semilla; es decir, el conocimiento. Al abrir las puertas del corazón nos despojamos del ego de pretender saber todo, y reconociendo que no sabemos nada, invitamos a la sabiduría a entrar, permitiendo que cada enseñanza se convierta en un peldaño hacia una existencia más consciente y significativa. En última instancia, el viaje del estudiante es un viaje hacia el interior, donde el verdadero conocimiento se encuentra en armonía entre el corazón y el espíritu.

CORAZÓN:
Al entender que el corazón es un Templo, y que en él habita el espíritu, comprenderemos la profunda relación entre el aprendizaje, la conducta y la espiritualidad. Este Templo que representa nuestra capacidad de amar, comprender y evolucionar, es un lugar sagrado que debemos cuidar y nutrir.

El concepto de templo, alude al espacio sagrado y personal donde se cultivan las virtudes. El corazón del estudiante se convierte pues, en este Templo, lugar donde irradia el espíritu partícula de Dios, y en el que resuena la búsqueda del entendimiento y la trascendencia. Al referirse al corazón, indica entonces que el aprendizaje no es simplemente intelectual; se trata sí, de una experiencia corporal, pero con un deseo profundo de crecimiento espiritual. Este Templo no es solo un lugar físico; es un espacio sagrado en el que se entrelazan el conocimiento, las emociones y la espiritualidad. Al afirmar que el corazón es un Templo, se nos invita a considerar, cómo este órgano que bombea vida a nuestro ser, también alberga nuestra esencia más profunda, el espíritu.

El corazón, en muchas tradiciones espirituales ha sido visto como el centro del ser, donde residen no solo nuestras emociones, sino también nuestro espíritu. Este Templo es un refugio, un lugar de encuentro con lo Divino y lo trascendental. Cuando hablamos de abrir las puertas de este Templo, nos referimos a la disposición de recibir sabiduría y amor en su forma más pura. Es aquí donde el aprendizaje se convierte en una experiencia transformadora con cada lección que resuena en lo más profundo de nuestro ser.

Dentro de este Templo-corazón, habita el espíritu, que representa nuestra verdadera esencia. El espíritu es eterno, está en constante evolución, y busca a través del conocimiento que adquiere en sus experiencias de sus distintas cruzadas, crecer en luz.

Al reconocer y aceptar que el espíritu reside en nuestro corazón, comprendemos que el aprendizaje no es solamente una acumulación de datos o información, sino, además, un viaje hacia el autoconocimiento y la conexión con Dios. Cuando los estudiantes abren su corazón, están creando un espacio de receptividad para las enseñanzas de los espíritus guías. -En este caso los Escritores y Filósofos al servicio de Dios- Este acto de apertura permite que el conocimiento fluya y se integre, nutriendo no solo la mente sino también el espíritu. En este sentido, el corazón se convierte en un portal hacia la sabiduría universal donde cada idea, cada reflexión puede elevar nuestra vibración y enriquecer nuestra existencia corporal.

LA TÓNICA DE LA VIRTUD:
Indica que la educación y el aprendizaje son caminos que conducen hacia el crecimiento personal y la evolución espiritual. He ahí cuando la virtud se convierte en el eje central de la formación del individuo, alineando su desarrollo con los principios éticos y morales. La educación no se limita a la adquisición de conocimientos; se trata también de formar el carácter y cultivar la moralidad. La virtud en este contexto, actúa como un faro que guía nuestras acciones y decisiones. El Maestro Allan Kardec y León Denis resaltan en sus maravillosas Obras que, el verdadero conocimiento va acompañado de una responsabilidad ética. Aprender implica no solo entender el mundo y la Naturaleza, sino también actuar con integridad y compasión hacia los demás.

La tónica de la virtud resuena fuertemente en este clamor espiritual, porque al igual que un Templo que se mantiene en pie gracias a la solidez de sus bases, así mismo el corazón del estudiante se mantiene firme para no confundir a Dios por otra cosa, al cultivar valores éticos y morales. La virtud actúa como un guardián del Templo, asegurando que las enseñanzas que allí se reciben no solo sean entendidas, sino que también se traduzcan en acciones compasivas y justas. Al integrar la virtud en nuestra vida, honramos tanto a los maestros terrenales como a aquellos guías espirituales que nos acompañan en nuestro camino.

Hay que recordar que, En el corazón hay una partícula de Dios, y que allí está la sabiduría, y la luz no hay que dejarla tapar por sombra alguna. Dijo el Maestro Ismael.

DÍA DE VISITA FLORESCENTE:
Bien puede interpretarse como un momento de iluminación donde la llegada de nuevas ideas y enseñanzas, enriquece el espíritu y la mente. El día de visita florescente simboliza momentos de revelación y claridad que emergen cuando el corazón está abierto y receptivo. En estos momentos, la luz del conocimiento penetra en el Templo iluminando el camino del espíritu. Esta iluminación no solo se trata de adquirir información, sino de permitir que esa luz transforme nuestro ser, guiando nuestras decisiones y ampliando nuestra comprensión del propósito de la vida.

Este término también sugiere crecimiento, renovación y el florecimiento del conocimiento en el espíritu. El día de visita florescente evoca una sensación de renovación y crecimiento. Este momento de claridad y luz representa oportunidades para el aprendizaje, donde nuevas ideas y comprensiones pueden florecer. En cada interacción con el conocimiento y la sabiduría, el estudiante tiene la oportunidad de expandir su conciencia y profundizar su entendimiento del mundo y de sí mismo. Es un recordatorio de que cada día presenta la posibilidad de un nuevo comienzo, una nueva lección y una nueva conexión con el mundo espiritual.

Este clamor es un claro homenaje a los escritores y filósofos que, a lo largo de la historia han iluminado el camino del conocimiento y la espiritualidad. Su influencia perdura en las vidas de los estudiantes, quienes, al abrir las puertas de su corazón y mente, permiten que estas enseñanzas penetren y transformen su ser. Este acto de apertura es fundamental, ya que refleja una disposición a recibir no solo información, sino también amor y sabiduría. Nos anima también a abrir nuestro corazón y mente, a recibir la influencia de aquellos que han trasegado el camino del conocimiento antes que nosotros, y a reconocer la ayuda de guías espirituales en nuestra cruzada. La educación entonces, se convierte en una danza entre lo físico y lo espiritual, donde cada paso hacia el conocimiento es también un paso hacia la virtud. Al reconocer y honrar a estos maestros y guías, contribuimos a la construcción de un mundo más iluminado donde el amor y la sabiduría son los cimientos de nuestro crecimiento colectivo.

En todos los tiempos ha habido mensajeros, todos quiero recordar para que no nos dejen de amar. Dijo también el Maestro Ismael.

En conclusión, el escrito A LOS ESCRITORES Y FILÓSOFOS, nos invita a una reflexión sobre la búsqueda del conocimiento como un acto espiritual, donde el corazón del estudiante actúa como un templo abierto a la luz de la sabiduría y el amor, tanto de los maestros terrenales como de aquellos que guían desde el más allá.

Explicación entregada, analizada y estudiada, el día 4 de octubre del año 2024, al grupo de estudio EL CAMINO RECTO.


Vuestro amigo, hermano y servidor,
-Héctor Fabio Cardona-

jueves, agosto 29, 2024

ANTE DIOS



Hermanos de mi espíritu; recibid un caluroso saludo y abrazo fraterno, de éste vuestro hermano en espíritu.

Empezaré en este día, por deciros que, extenso es poco, comparado con el aprendizaje, la enseñanza, el conocimiento que podemos extraer de cada párrafo de esta Obra maravillosa, que sutilmente ha sido extractada desde las alturas para que todo ser pensante las comprenda. He ahí el motivo por el cual al autor ha sugerido estudiar palabra por palabra su Enseñanza.

Así que os pido no tomar éstas mis palabras como soberbia ni resentimiento ni ostentación de mi parte. Tomadlas más bien, como una invitación al diálogo, a la unidad, al estudio de las Leyes Espirituales. Luego, pensad; que si yo, un insignificante espíritu ajeno a la Obra como me denomináis por no estar bajo vuestra égida ni contarme entre vosotros, puedo entender un mínimo la esencia de las Leyes de Dios plasmadas en el Libro Matriz; ¿Qué maravillas no haríais vosotros hermanos míos, con la guía y orientación de los Maestros asignados a cada Estudio con la cual contáis, el día que os decidáis a compartir este pan espiritual con toda la humanidad?

(…) No es mi intención imponer este discernimiento mío como el único, auténtico, absoluto ni definitivo sobre el texto de la Oración ANTE DIOS, autoría del Maestro Ismael Garzón Triana en su maravillosa Obra LOS ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS, que a continuación os compartiré. Pues grande sería mi error y la ignorancia, si considerara por un instante que la mente mía puede llegar a esclarecer una Obra Espiritual entregada desde la altura por la Supremacía. Sin embargo, me asiste el derecho como estudiante de la Enseñanza del Maestro Ismael, intentar comprenderla y discernirla a pesar de la oscuridad que cubre mi espíritu, ya que es una oportunidad de encaminarme por la senda de la Luz y Verdad, al ser una Obra para el bien de la humanidad.

Esta hermosa Oración que nos ha legado el Maestro Ismael en su Enseñanza, refleja la necesidad y un profundo deseo de acercarse a Dios, así como un reconocimiento de la propia condición espiritual. Cada frase está impregnada de profundos conocimientos que vibran al unísono con las Leyes Espirituales; a saber:

ANTE DIOS

DIOS MIO, PADRE MÍO; ESCUCHA MI PLEGARIA QUE CON TODO AMOR OS DIRIJO: Desde el punto de vista del espiritismo, esta apertura refleja una sincera conexión entre el Espíritu y el Creador.

El Maestro Allan Kardec nos enseña que la Oración es una conversación del alma con Dios, un acto de humildad que eleva al espíritu hacia el Padre Supremo. Al dirigirse a Dios como PADRE, el autor reconoce su procedencia Divina, sujeta a las leyes del amor y de la evolución espiritual.

El Maestro León Denis nos indica que Dios es un Padre lleno de misericordia y bondad hacia todos sus hijos. La Oración, al ser hecha con amor, no solo comunica nuestras aspiraciones, sino que también armoniza nuestro espíritu con el vibrar de Dios.

DIOS MÍO: Expresa un vínculo personal e íntimo con el Padre Supremo, indicando nuestro amor y confianza plena en Él. Referirse a Él como MÍO, resalta la relación única que cada espíritu tiene con el Padre Supremo.

PADRE MÍO: Refuerza esta relación destacando la imagen de Dios como un Padre amoroso, justo y cercano, que ilumina a sus hijos en el camino del progreso espiritual. El Maestro León Denis, menciona que la concepción de Dios como un Padre, fomenta la confianza y resignación frente a las pruebas de la vida.

ESCUCHA MI PLEGARIA: La Oración es un acto de elevación espiritual. El Maestro Allan Kardec explica que la plegaria sincera siempre es escuchada por Dios, pero no como una súplica para que cambia su voluntad, sino como un medio para alinearse, para obtener la fortaleza y transitar bajo las Leyes Espirituales. La Oración no busca modificar el orden universal, sino fortalecer al espíritu para comprenderlo.

QUE CON TODO AMOR OS DIRIJO: El amor es la luz que eleva el espíritu hacia Dios. El maestro León Denis nos orienta que, el amor es el principio que une todas las cosas y refleja la Esencia Divina. Al expresar en la plegaria, con todo amor; el alma se encuentra en un estado de vibración elevada, armonizándose con las Fuerzas Supremas.

SOY UN PEQUEÑO SIERVO DE TU HUERTO: Esta frase evoca la Ley del trabajo, una de las Leyes espirituales destacadas por el Maestro Allan Kardec, quien enseña que todo espíritu encarnado tiene el deber de contribuir al progreso universal, ya sea mediante el servicio a los demás, el aprendizaje personal o la mejora del mundo que lo rodea. El huerto es un símbolo en el plano terrenal donde los seres humanos son trabajadores que cultivan virtudes, amor y conocimiento, contribuyendo al Plan Divino, especialmente la Tierra como lugar de aprendizaje y progreso moral.

Denominarse como un pequeño siervo, denota humildad; una virtud esencial para reconocer la grandeza de Dios y nuestra pequeñez, como un primer paso hacia el desarrollo espiritual.

En el pensamiento del Maestro León Denis, ser un siervo significa colaborar con humildad y amor en las tareas que Dios asigna, sea en el plano material o espiritual.

Entonces, cuando el Maestro Ismael se describe a sí mismo como un PEQUEÑO SIERVO DEL HUERTO DEL PADRE SUPREMO, lo que evoca es una imagen de humildad, agradecimiento y dedicación, con lo cual enseña que cada espíritu tiene un papel importante en la Obra del Padre Supremo, y que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio a los demás y no en el resultado mismo. Este sentir está alineado con la Ley Espiritual, de que somos en esencia espíritus en evolución, y que nuestra misión es aprender para ayudar a nuestros hermanos en su camino.

La humildad es un valor fundamental en la Enseñanza de LOS ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS, donde reconocemos que la vanidad y el orgullo son obstáculos en el desarrollo espiritual. Al presentarse como un PEQUEÑO SIERVO, el Maestro reconoce su lugar en el vasto Universo, enfatizando que todos somos átomos ante la Grandeza de Dios Todopoderoso Infinitamente Justo.

Y NO TENGO MÁS QUÉ OFRECER, SI NO MI AMOR Y MI FE: Aquí se resalta la Ley del Amor como la base de todas las demás Leyes Espirituales. El amor es la fuerza que une a todos los seres en una cadena de solidaridad y progreso. Ofrecer amor y fe, es el mayor tributo que un espíritu puede dar a su Creador, ya que son pensamientos transformadores e inspiradores que permiten la redención de faltas pasadas y la construcción de un futuro luminoso.

La fe mencionada en esta plegaria no es ciega, sino razonada. Es una fe que se fundamenta en la comprensión de las Leyes Universales y en la convicción de que todo lo que sucede tiene un propósito evolutivo.

La Oración se centra en el AMOR y la FE; dos conceptos esenciales en el espiritismo. El amor es considerado la fuerza primordial que une a todos los seres. El Maestro León Denis subraya que el amor es la esencia de la vida espiritual y la clave para la evolución.

OS DIGO PADRE MÍO, QUE MI ESPERANZA HA DE LLEGAR HACIA TUS PIES: Esta afirmación refleja la actitud de humildad y devoción que el ser humano debe cultivar en su relación con Dios Todopoderoso Infinitamente Justo. En el espiritismo, la esperanza no se ve como un simple deseo, sino como una fuerza poderosa que impulsa al espíritu hacia su evolución. El Maestro Allan Kardec, enseña que la esperanza es un motor, una fuerza que permite al espíritu enfrentar las dificultades de la vida con fe y confianza en la Justicia Divina.

La esperanza hacia tus pies, implica una sumisión consciente a la Voluntad de Dios, reconociendo que el camino hacia la perfección pasa por aceptar las pruebas y desafíos que nos presenta la vida, sabiendo que todo está alineado con las Leyes Universales del Amor y la Justicia.

...Y SENTARME DE NUEVO A SU DIESTRA Y PARTICIPAR DE ESA LUZ DIVINA: La diestra se asocia a la idea de estar en el lugar privilegiado, cerca de la sabiduría y la Luz Divina. Desde el punto de vista espiritual, esta referencia a la luz, es un símbolo de la evolución espiritual que nos lleva a la pureza, la claridad y la comprensión profunda del propósito del Padre Supremo.

El Maestro León Denis explica que la verdadera luz es aquella que guía al espíritu hacia la verdad interior y hacia una relación más estrecha con Dios. La luz no solo representa la iluminación del entendimiento, sino también, la que aleja la oscuridad y penetra en el alma purificándola.

Participar de esa Luz Divina implica estar preparado y en armonía con las Leyes Espirituales, vivir de acuerdo con la moral universal y experimentar la transformación del ser. Esta participación no es solo un deseo, sino un proceso que requiere esfuerzo, compromiso y dedicación del espíritu a lo largo de sus encarnaciones.

MI CORAZÓN SÓL SIENTE ESE AMOR HACIA MI PADRE CELESTIAL… Aquí nos recuerda el autor, que el amor es el motor fundamental que mueve al espíritu hacia Dios. En las Enseñanzas del Maestro Allan Kardec, el amor es la base de todas las virtudes y el principio por el cual el espíritu avanza hacia la perfección. Es un amor que no solo se expresa hacia Dios, sino también hacia los demás seres, ya que todos somos parte de la Creación Divina. Por lo tanto, debemos ser conscientes que, cada vez que elevamos esta Oración, es la refrendación del gran compromiso que hemos aceptado ante Dios, de amarnos como hermanos, incluso a quienes se han convertido en nuestros enemigos.

El Maestro León Denis explica, además, que el amor es el único camino verdadero hacia Dios, y que solo a través de él podremos vencer las inclinaciones al mal, al egoísmo, al orgullo, a la soberbia, a la ingratitud, y acercarnos a la Luz de aquella Majestad Divina.

….Y HACIA MIS HERMANOS QUE MUY EXTRAVIADOS ESTÁN: Aquí, el autor evidencia el gran entendimiento que tiene de las Leyes Espirituales, e invita a fortalecer el vínculo fraterno que debe de haber entre todos los espíritus, hijos del Padre Supremo Creador de todo cuanto existe; pero ante todo, denota agradecimiento ANTE DIOS, porque sin agradecimiento no es posible que nazca el amor, y sin amor no puede haber en el corazón benevolencia ni comprensión ni piedad ante las faltas de nuestros hermanos.

La mención de los hermanos extraviados, revela en el Maestro compasión y preocupación por el sufrimiento de sus hermanos. El espiritismo enfatiza sobre la importancia de la solidaridad y la caridad. SIN CARIDAD NO HAY SALVACIÓN, dijo el Maestro Allan Kardec, porque el reconocimiento de que otros pueden estar en un estado de confusión o sufrimiento, implica una invitación a la acción; es decir, a extender la mano al hermano que se encuentra en el fango.

Así mismo, dijo el Maestro Ismael en su escrito A LOS PESCADORES EN LA LLANURA: Ante Dios queremos cultivar la fe y el amor, porque cada uno de los seres humanos sean más humildes y sean más cercanos a sus propios hermanos.

YO OFREZCO MI FE, Y MI ESPÍRITU ESCALARÁ PARA LLEGAR A ORAR ANTE SUS PLANTAS: Podemos observar en el autor, un acto de entrega absoluta. La fe es la clave de la conexión del Espíritu con Dios. El Maestro Allan Kardec señala que la fe no es un acto pasivo, sino una fuerza poderosa y dinámica que moviliza al espíritu hacia la luz. Ofrecer la fe, es ofrecer el compromiso y la disposición para avanzar en la evolución espiritual.

La FE, por otro lado, se presenta como una Esperanza en el Plan Divino y en la bondad que Dios extiende para todos sus hijos.

El hecho de que el espíritu escale hacia los distintos planos, evidencia la Ley de Evolución. La ascensión del alma hacia planos superiores es gradual, paso a paso, alcanzando nuevas alturas de sabiduría y comprensión, conforme el espíritu progresa en cada una de sus encarnaciones. Escalar también implica esfuerzo, superación de obstáculos y compromiso ante el deseo de mejorar; por lo cual, para subir las escalas que son los planos, el espíritu tiene que estar sin ningún peso, porque cada deuda es una capa que lo cubre, y cada capa es un enemigo, que hasta que no quede en paz de ese pecado, no le quitan la capa y no subirá. Nos enseñó el Maestro Ismael.

El concepto de orar ante sus plantas, implica una actitud de profunda humildad, reconociendo que Dios es la Inteligencia Suprema, causa primera de todas las cosas. El acto de orar no es solo una petición, sino una actitud reverente que conecta al ser con la fuente de la toda la Creación.

Y ESTARÉ ANTE SUS COROS SI ES SU VOLUNTAD: En este punto, el Maestro Ismael hace referencia al anhelo del espíritu de estar en unión perfecta con la Luz Divina, representada por los coros.

Al seguir los Mandatos Divinos, Leyes Espirituales que Dios plasmó en el corazón de cada uno de sus hijos cuando fueron lanzados al espacio para evolucionar; los Espíritus que por su propio esfuerzo se han convertido en estrellas emitiendo luz, y contribuyendo a la creación de la armonía universal y en la Guía de sus hermanos también, representan los Coros Celestiales.

El Maestro León Denis enfatiza que la vida espiritual está llena de vibraciones y sonidos cósmicos, y que los espíritus puros resuenan con estas melodías Divinas.

El anhelar estar en los Coros del Padre Celestial, denota la aspiración del espíritu por alcanzar un estado de pureza y comprensión tal, que pueda participar en la armonía del Universo, compartiendo la paz y la luz que emanan de la voluntad de Dios.

MI ESPÍRITU, MI LUZ QUE ME MOVILIZA, SÓLO QUIERE AGRADECER POR TODO EL BIEN RECIBIDO: Mi luz que me moviliza, hace referencia a la Chispa Radiante de Luz Divina presente en todos los espíritus. Esa luz es el impulso interior que nos conecta con nuestra naturaleza espiritual más profunda. El Maestro León Denis explica que la luz interna del espíritu es lo que lo guía, y cuando se encuentra en sintonía con la Luz de Dios, el ser humano puede alcanzar los Planos Superiores.

En este párrafo encontramos también, la referencia que el Maestro Ismael hace de Ley de Gratitud, una de las Leyes fundamentales de la moral espiritual. Además, enseña que la gratitud es esencial para el progreso espiritual, ya que quien agradece reconoce el bien recibido y se pone en sintonía con las vibraciones del Padre Supremo. Al agradecer, el espíritu se abre a recibir más bendiciones, y crece en humildad y sabiduría.

Y POR LO CUAL ORAR QUIERO, DANDO MIS AGRADECIMIENTOS POR TODO EL BIEN RECIBIDO: La oración no es solo una petición, sino un acto de reconocimiento. El espiritismo enseña que la gratitud es un acto de sabiduría, porque al agradecer, el espíritu se vuelve consciente de las bendiciones que recibe constantemente, ya sea en forma de vida, aprendizaje, pruebas o transformaciones.

El acto de orar para agradecer, es una forma de conectar con la armonía universal, y permite que el espíritu mantenga su equilibrio interno al reconocer que todo lo que se recibe tiene un propósito, y viene de Dios.

Por lo tanto, La Oración ANTE DIOS, es una manifestación de los principios esenciales del espiritismo: humildad, entrega a la Voluntad de Dios, búsqueda de luz, gratitud y fraternidad. Es una Oración que no solo busca la comunión con el Creador, sino también el alineamiento con las Leyes universales que rigen la vida. En este sentido, es un recordatorio de que la vida espiritual no solo está dirigida a la elevación del ser individual, sino también al servicio y al amor hacia los demás.

La enseñanza de los Maestros Allan Kardec y León Denis, resuenan en este tipo de Oraciones, ya que nos invitan constantemente a vivir con coherencia moral, a entender que nuestras acciones tienen un impacto en el Universo, y a comprender que el verdadero progreso es el que se alcanza mediante el amor y la entrega a la Voluntad de Dios.

Entonces, la Oración ANTE DIOS, es una excelente representación de LOS ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS, donde se destaca la entrega al Creador, la búsqueda de la luz, la gratitud y el servicio a los demás. Es, además, un llamado constante a la evolución personal y colectiva, en armonía con las Leyes Espirituales y los Mandatos Divinos que rigen el Universo Entero.


-Héctor Fabio Cardona-


54 Aniversario de la desencarnación del Maestro Ismael Garzón Triana



Con respeto me dirijo ante mi Padre Celestial y ante mi Divina Madre María de la Paz, pidiendo el permiso para dirigirme a vuestro excelso y amado hijo Ismael Garzón Triana, en la Conmemoración de los 54 años de la desencarnación de su espíritu

A ti amado hermano de mi espíritu Maestro Ismael Garzón Triana, me dirijo en este día especial, donde así se conmemora vuestra partida de este plano Tierra, para daros los agradecimientos en nombre de la humanidad; de mis hermanos de la junta directiva de las distintas Asociaciones; directores corporales de cada Estudio; de la comarca de médiumnes; pacientes y seguidores; de mi familia espiritual y corporal; y en mi nombre propio, por tan grandioso legado que hais dejado para el bien de la humanidad.

Os doy mis agradecimientos hermano de mi espíritu por traer a este plano Tierra, la instauración de los Tribunales Espirituales del Padre Supremo a través de vuestra Obra para el beneficio y el desligar de los espíritus encarnados y desencarnados, con lo cual todo trabajador de esta Causa Divina debe sentirse honrado y gozoso por contar con el permiso de nuestro Padre, de poder llegar, conocer y hacer parte de las filas espirituales como soldado defensor de esta Enseñanza. Os pido amado hermano y Maestro, que nos concedas vuestra orientación, vuestra fortaleza a quienes hemos dado el paso como estudiantes, para que nuestro andar, nuestro devenir, nuestro comportamiento y el servicio que prestemos a nuestros hermanos en el nombre de nuestro Padre Celestial, sea firme y corresponda en esencia a vuestro ejemplo y a lo plasmado por ti Maestro, en la Enseñanza ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS; y no, a través de la ligereza de nuestro pensamiento errado surcado por vicios e intereses personales de quienes nos hemos comprometido a esparcir vuestra semilla de Amor, Justicia y Paz, conforme a la verdad.

Os pido perdón Maestro Ismael por pisotear vuestra Obra con cada uno de mis actos equivocados en orgullo, en egoísmo, en soberbia, y ante la necedad de mi materia en aquel tiempo mal invertido en el señalamiento, en la crítica, en la malquerencia, así como en la ociosidad y en la delectación de mi materia. Os pido entonces vuestra mirada piadosa, y me permitáis así Maestro Ismael, vuestra compañía, vuestra guía y orientación para que éste, vuestro hermano, espíritu anhelante, se cobije con la luz de la hermosa verdad que emana de vuestra Enseñanza Esclarecida, y así enaltecer mi espíritu para poder adquirir la firmeza espiritual y la lealtad ante aquella Majestad Divina y sus Mandatos.

Por tal razón os clamo vuestra irradiación, vuestra ayuda para poder adquirir mediante el estudio, el conocimiento, el discernimiento; y así obtener el verdadero cambio de actitud a través de la moral aplicada a cada una mis acciones, basadas en las Leyes Espirituales, en los Mandatos Divinos, para tener la oportunidad si así está permitido por nuestro Padre Celestial, de alejar la ignorancia que oscurece mi espíritu; como también desligarme de toda atadura material, todo apego, toda ansia de representación y de poder, de toda envidia, de todo resentimiento, toda prevención y egoísmo, porque al igual que en aquel día de mi juramento espiritual donde prometí así a mi Padre y a ti Maestro Ismael, y que hoy os lo reiteró; “NO ANHELO NI DESEO NADA PARA MI ESPÍRITU EN CONOCIMIENTO, EN INTELIGENCIA NI EN SABIDURÍA, QUE YO NO PUEDA COMPARTIR LIBREMENTE CON TODOS MIS HERMANOS

Considero amado Maestro que, más que facultades espirituales a conseguir a través de la Enseñanza; está el compromiso primeramente conmigo mismo de trabajar ardua y laboriosamente hasta adquirir aquella virtud moral que esclarece, que ennoblece y que capacita adecuadamente al estudiante espiritual-astral para ser ejemplo dentro y fuera de los Estudios, y poder compartir, expandir y enseñar con verdadero conocimiento de causa, vuestra Obra, que es fuente inagotable de Luz, de conocimiento, de inteligencia, de sabiduría, de humildad y de moral, cuando es llevada como corresponde; soportes indispensables para el correcto desempeño de la misión de cada Soldado defensor de la Divina Causa, de cada estudiante, al haber consentido con su juramento el servir en nombre de mi Padre Celestial como corresponde, y no como orgullosamente pueda parecerme.

Grande es la oportunidad que se nos ha concedido en esta cruzada a través de vuestra Enseñanza como estudiantes, como trabajadores corporales con propósitos espirituales, el servir a nuestros hermanos en nombre de aquella Majestad Divina; por ello os pido amado Maestro, vuestra ayuda, vuestra asistencia, vuestra fortaleza, para defender con ejemplo y no con atropellos ni palabras redundantes ni vacías, ésta Causa Divina. Ayuda a éstos vuestros discípulos y hermanos, a obtener la claridad, el discernimiento y el amor por la Obra del Padre Supremo, para poder entregarla tan limpia como la hais entregado tú, Maestro Ismael.

Perdonad el atrevimiento con el que me dirijo ante ti mi amado hermano, pero os digo que éste espíritu doblemente prisionero en este plano terrenal y en mi materia, goza infinitamente con vuestra presencia, con la presencia de mi Divina Madre María de la Paz en mi pensamiento, como también con la de aquellos Maestros, Guardias y custodios de la Enseñanza que siempre nos acompañan. Y hoy, cuando apenas sí empiezo a despertar del letargo en el cual estaba sumido por la ignorancia, por la rebeldía de mi materia; agradezco tan hermosos cantares como los son aquellos Pergaminos que nuestro Padre Celestial nos permite escuchar a través de sus Mensajeros para libar así las mieles de este conocimiento. Pero tristemente reconozco que muchas de las veces he desdeñado este Manantial al no estudiar, al no escudriñar lo que ya se encuentra esclarecido en la Obra, pero confuso en mi mentalidad por el arraigo de los vicios que es ignorancia y oscuridad para mi espíritu. Por ello os te pido mi buen hermano, que claméis ante nuestro Padre Celestial para que me permita apreciar aunque sea por un breve instante, la majestuosidad de la vida espiritual, reconocer nítidamente los Mandatos Divinos para no confundir a Dios por otra cosa, y así hallar la manera de incrementar la fortaleza con lo cual hoy apenas sí me sustento para resistirme a caer nuevamente en tan delirantes y perturbadoras ensoñaciones que me subyugaban a cada instante.

Al servicio de mis hermanos me encuentro, a vuestro lado quiero servir, y a los pies de aquella Majestad Divina, es mi anhelo el llegar. Por ello Maestro Ismael, os ruego, os pido respetuosa y humildemente, clamad a nuestro Padre Celestial para que este Manantial que es su Obra, continué emanando las bondades que brinda a todos sus hijos. Por lo cual os te pido amado Maestro, ayúdame, para que llegue aquel día en que pueda trasegar sin secreto alguno que me intimide, ni que me ponga en vergüenza ante mi Padre Celestial ni ante vos ni ante mis hermanos, porque sólo bajo esa condición moral me sentiré digno de ser un estudiante espiritual de vuestra Enseñanza.

Héctor Fabio Cardona...

sábado, julio 20, 2024

Conmemoración 224 años de Independencia de Colombia, 1810 - 2024


Simón Bolívar 

Si se forzase a los historiadores a designar el más decisivo protagonista de los convulsos procesos que, en las primeras décadas del siglo XIX, condujeron a la emancipación de la América Latina, no hay duda de que resultaría elegido el militar y estadista venezolano Simón Bolívar (1783-1830), justamente honrado con el título de «Libertador de América». Tras no pocos reveses, Simón Bolívar lideró las campañas militares que dieron la independencia a Venezuela, Colombia y Ecuador. Y al igual que otro insigne caudillo de la independencia, José de San Martín, Bolívar comprendió la ineludible necesidad estratégica de ocupar el Perú, verdadero centro neurálgico del Imperio español. Las victorias de Bolívar en la batallas de Junín y de Ayacucho (1824) significaron la caída del antiguo Virreinato, la independencia de Perú y de Bolivia y el punto final a tres siglos de dominación española en Sudamérica.

Tal fue la trascendencia de su figura que ha podido afirmarse que, en el ámbito sudamericano, la historia de la emancipación es la biografía de Bolívar y parte de la de San Martín. Y no menos admirable resulta su total entrega al ideal emancipador, causa a la que había jurado consagrarse con sólo 22 años en un evocador escenario: el Monte Sacro de Roma. Políticamente, su sueño fue unir las colonias españolas liberadas en una confederación al estilo estadounidense; tal proyecto se materializó en la «Gran Colombia» (1819-1930), que presidió el mismo Bolívar y llegó a englobar Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá. Pese al realismo y rigor de su pensamiento político (siempre juzgó que era preciso adaptar las doctrinas europeas a la realidad americana), el éxito no le acompañó en la monumental empresa de configurar las nuevas repúblicas; sometida a la presión de los caudillismos y las reivindicaciones territoriales, la desmembración de la Gran Colombia también hubiera sido inevitable sin el prematuro fallecimiento de Bolívar.

BIOGRAFÍA

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios nació en Caracas el 24 de julio de 1783. Venezuela era entonces una Capitanía General del Reino de España entre cuya población se respiraba el descontento por las diferencias de derechos existentes entre la oligarquía española dueña del poder, la clase mantuana o criolla, terratenientes en su mayoría, y los estratos bajos de mulatos y esclavos.

Los criollos, a pesar de los privilegios que tenían, habían desarrollado un sentimiento particular del «ser americano» que los invitaba a la rebeldía: "Estábamos (explicaría Bolívar más tarde) abstraídos y, digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado. Jamás éramos virreyes ni gobernadores sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados ni financistas, y casi ni aun comerciantes; todo en contravención directa de nuestras instituciones".

Ésta era, por lo demás, la clase a la cual pertenecían sus padres, Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco. El niño Simón era el menor de cuatro hermanos y muy pronto se convertiría, junto a ellos, en heredero de una gran fortuna. Bolívar quedó huérfano a los nueve años de edad, pasando al cuidado de su abuelo materno y posteriormente de su tío Carlos Palacios; ellos velarían por su educación, aunque también la negra Hipólita, su esclava y nodriza, continuaría cuidando del muchacho.

LA LECCIÓN DE ANDRÉS BELLO A BOLÍVAR

Entre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas discurrió la infancia y parte de la adolescencia del joven Simón. Combinaba sus estudios en la escuela de primeras letras de la ciudad con visitas a la hacienda de la familia. Más tarde, a los quince años de edad, los territorios aragüeños cobrarían un mayor relieve en su vida cuando, por la mediación que realizó su tío Esteban (ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor del Reino ante el rey Carlos IV), fue nombrado subteniente de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua.

Mientras esto sucedía, tuvo la suerte de formarse con los mejores maestros y pensadores de la ciudad; figuraban entre ellos Andrés Bello, Guillermo Pelgrón y Simón Rodríguez. Fue este último, sin embargo, quien logró calmar por instantes el ímpetu nervioso y rebelde del niño, alojándolo como interno en su casa por orden de la Real Audiencia, lo cual sería la génesis de una gran amistad. Pero ni el apego al mentor ni el ingreso en la milicia fueron suficientes para aquietar al muchacho, y sus tíos decidieron enviarlo a España a continuar su formación.

LA ESTANCIA EN EUROPA

Corría el año 1799 cuando Bolívar desembarcó en tierras peninsulares. En Madrid, a pesar de seguir sus estudios, el ambiente de la ciudad le seducía: frecuentaba los salones de lectura, baile y tertulia, y observaba maravillado la corte del reino desde los jardines de Aranjuez, lugar éste que evocaría en sueños delirantes en su lecho de muerte. Vestía de soldado en esos tiempos en los cuales España comenzaba a hablar de Napoleón, y así visitaba al marqués de Ustáriz, hombre culto con quien compartía largas tardes de conversación.

En una de ellas conoció a María Teresa Rodríguez del Toro, con quien se casaría el 26 de mayo de 1802 en la capilla de San José, en el palacio del duque de Frías. Mientras Bernardo Rodríguez, padre de la muchacha, decidía dar largas al compromiso, Bolívar los siguió hasta Bilbao y aprovechó para viajar a Francia: Bayona, Burdeos y París. Inmediatamente después de la boda, los recién casados se trasladaron a Caracas y, a pesar de los resquemores que canalizaban los criollos a través de sus conspiraciones, Bolívar permaneció junto a su esposa, llevando una vida tranquila. Esta serenidad conyugal, sin embargo, no duraría mucho: María Teresa murió pocos días después de haberse contagiado de fiebre amarilla, en enero de 1803. Bolívar, desilusionado, decidió alejarse y marchó nuevamente a Europa.

Mientras el caraqueño Francisco de Miranda, desde Estados Unidos y las Antillas, reunía pacientemente apoyos para una expedición militar que diese la independencia al país, los acontecimientos en Venezuela comenzaban a tomar aires de revuelta. Ajeno a todo aquello, Bolívar se reunió con su suegro en Madrid, para trasladarse a París en 1804. A la sombra de Napoleón Bonaparte (quien no tardaría en proclamarse emperador de Francia) se había formado una clase aristócrata, hallada entre la burguesía, que se reunía en los grandes salones a los cuales asistía Bolívar en compañía de Fernando Toro y Fanny du Villars.

EL JURAMENTO DEL MONTE SACRO

Allí el joven Bolívar, especie de dandy americano, se contagiaría poco a poco de las ideas liberales y la literatura que habían inspirado la Revolución Francesa. Era un gran lector y un interlocutor bastante interesado en la política de la actualidad. En esos tiempos conoció al eminente naturalista alemán Alexander von Humboldt, expedicionario y gran conocedor del territorio americano, quien le habló de la madurez de las colonias para la independencia. "Lo que no veo (diría Humboldt) es el hombre que pueda realizarla".

Su antiguo preceptor, Simón Rodríguez, se hallaba por entonces en Viena; Bolívar, al enterarse, corrió en su búsqueda. Posteriormente el maestro se trasladó a París, y en compañía de Fernando Toro emprendieron un viaje cuyo destino final era Roma. Cruzaron los Alpes caminando hasta Milán, donde se detuvieron el 26 de mayo de 1805 para presenciar la coronación como rey de Italia de Napoleón, a quien Bolívar admiraría siempre. Después visitaron Venecia, Ferrara, Bolonia, Florencia, Perusa y Roma. En esta última ciudad tuvo lugar el llamado Juramento del Monte Sacro: en presencia de Simón Rodríguez y Fernando Toro, Simón Bolívar juró solemnemente dedicar su vida y todas sus energías a la liberación de las colonias americanas.

LA GESTIÓN DE UN IDEAL

Evidentemente, tal propósito y convicciones no habían nacido en Bolívar de forma espontánea o repentina; el fervor del momento y sus conversaciones con importantes intelectuales (empezando por su maestro Simón Rodríguez) le habían hecho comprender la injusticia que entrañaba el sometimiento de América al yugo de España. Tras tener noticia de las fallidas expediciones libertadoras de Francisco de Miranda en Ocumare y la Vela de Coro, Bolívar decidió emprender el viaje de vuelta.

Tras una corta estancia en Estados Unidos, Bolívar regresó a mediados de 1807 a Caracas, donde hubo de retomar sus antiguas ocupaciones de hacendado. José Antonio Briceño, un vecino de tierras y fincas, le esperaba con un cerco en sus tierras; tal asunto debía resolverse cuanto antes. Pese al fracaso, las incursiones de Miranda habían tenido la virtud de adherir algunos caraqueños al proyecto emancipador; sin embargo, la gran mayoría de los criollos se conformaba con rebelarse pasivamente violando las normas que se dictaban desde España.

En 1808 Bolívar se había ya incorporado a las actividades conspirativas. Ese mismo año tuvieron lugar gravísimos sucesos en la metrópoli: Napoleón invadió la península, mantuvo retenidos en Bayona a Carlos IV y a su hijo Fernando VII y dio la corona a su hermano José I Bonaparte. Tal usurpación desencadenó la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), convulsa etapa en la que los continuos combates contra el invasor y el rechazo popular al impuesto rey francés ocasionaron un vacío de poder en España, cubierto apenas con el establecimiento en Sevilla de la Junta Suprema de España e Indias (27 de mayo de 1808).

La situación era propicia para que Martín Tovar y Ponte, entonces alcalde de Caracas, presentara a la Capitanía General un proyecto para crear una junta de gobierno adscrita a la Junta Suprema de Sevilla, expresando así las demandas criollas de participación política. En un comienzo, las autoridades coloniales se mostraron reacias al proyecto, pero posteriormente, ante el vacío de poder que se había producido, decidieron pactar con los conspiradores. Enterado de la situación, Bolívar abrió las puertas de una casa de verano familiar (la Cuadra de Bolívar) para acoger las reuniones. Se negó categóricamente a participar en cualquier alianza; para él, debía clamarse por la emancipación absoluta.

En las vísperas del jueves santo de 1810, arribaron a la ciudad los comisionados del nuevo Consejo de Regencia de Cádiz, órgano de gobierno que actuaba en la península en sustitución de Fernando VII, tras haber relevado a la Junta Suprema. Fueron recibidos por Vicente Emparan, máxima autoridad colonial en tanto que gobernador y capitán general de Venezuela, pero al día siguiente los criollos lo sitiaron y lo obligaron a dirigirse al cabildo. La mitología venezolana recoge de esta fecha (19 de abril de 1810) el instante en el cual Vicente Emparan se asomó al balcón del cabildo de Caracas para interrogar al pueblo enardecido acerca de su predisposición a continuar aceptando su autoridad, con el clérigo José Cortés de Madariaga detrás de él haciendo señas con el dedo al pueblo para que negasen. Tras un rotundo "¡No!" por parte de la población, Vicente Emparan cedió: "Pues yo tampoco quiero mando".

Comenzaba así la famosa revuelta caraqueña que, sin proponérselo, daba inicio al proceso de independencia de Venezuela. Se constituyó la Junta Suprema de Venezuela, órgano gubernativo teóricamente fiel al rey Fernando VII que, entre otras disposiciones, nombró a Simón Bolívar coronel de infantería y le asignó la tarea de viajar a Londres, en compañía de Andrés Bello y Luis López Méndez, en busca de apoyos para el nuevo gobierno.

En Londres fueron recibidos por el ministro de Asuntos Exteriores, Lord Wellesley, quien después de varias entrevistas terminó por mantenerse neutral frente a la situación. Bolívar, a pesar de ver frustrado el intento, encontró en esta coyuntura una reorientación y clarificación de sus ideas sobre la emancipación de la América Latina. El momento clave fue su entrevista en Londres con Francisco de Miranda, ideólogo y visionario de la independencia de América, quien ya había ideado, entre otras cosas, un proyecto para la construcción de una gran nación llamada «Colombia», que había de reunir en su seno a todas la antiguas colonias, desde México hasta Chile y Argentina. Bolívar se empapó de las ideas del gran precursor y las reformuló a lo largo de una campaña que duraría veinte años.

Bolívar regresó a Caracas convencido de la misión que había decidido atribuirse. Miranda no tardaría en seguirlo; su figura era algo mítica entre los criollos, tanto por el largo tiempo que había pasado en el exterior como por su participación en la independencia de Norteamérica y en la Revolución Francesa. Casi nadie lo conocía, pero Bolívar, convencido de la utilidad de Miranda para la empresa que se iniciaba, lo introdujo en la Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía, creada en agosto de 1810.

LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA

Partidarios a ultranza de proclamar una independencia absoluta para Venezuela, Bolívar y Miranda instaron a los miembros de la Sociedad Patriótica a pronunciarse en ese sentido ante el Congreso Constituyente de Venezuela, reunido el 2 de marzo de 1811. Fue a propósito de ello que Bolívar dictó su primer discurso memorable: "Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana. Vacilar es perdernos". El 5 de julio de 1811, el Congreso Constituyente declaró la independencia y se aprobó la Constitución Federal para los estados de Venezuela.

La primera República se perdió como consecuencia de las diferencias de criterios entre los criollos, de los resentimientos entre castas y clases sociales, y de las incursiones de Domingo Monteverde (capitán de fragata del ejército realista) en Coro, Siquisique, Carora, Trujillo, Barquisimeto, Valencia y, finalmente, Caracas. Estaba claro que una guerra civil iba a desatarse de inmediato, pues la empresa en cuestión era todo menos monolítica. Bolívar tomaría conciencia del carácter clasista de la guerra y reflexionaría sobre ello a lo largo de todas sus proclamas políticas.

En esta oportunidad, sin embargo, le tocó defender la República desde Puerto Cabello. A pesar de su excelente labor política y militar en defensa del castillo, todo fue inútil; las fuerzas del otro bando eran superiores, y a ello se le sumaba la ruina causada por los terremotos ocurridos en marzo de 1812. El 25 de julio se produjo la capitulación del generalísimo Francisco de Miranda; si bien era necesaria en su opinión, Miranda no había consultado a sus compañeros, y la rendición llenó de ira a Bolívar, quien, al enterarse de los planes de Miranda de abandonar el territorio, participó en su arresto en el puerto de La Guaira: "Yo no lo arresté para servir al rey, sino para castigar a un traidor".

La estrategia de Bolívar fue entonces huir hacia Curazao, desde donde partió a Cartagena, en la costa caribeña de Colombia. El 27 de noviembre de 1811, Cartagena y otras ciudades del Reino de Nueva Granada (actual Colombia) habían proclamado su independencia y constituido las Provincias Unidas de Nueva Granada. La intención de Bolívar, arropada en el manto de un discurso deslumbrante, era encontrar apoyo en las fuerzas neogranadinas para emprender la reconquista de la República en la vecina Venezuela. "Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas, y políticas": con estas palabras se iniciaba el Manifiesto de Cartagena, carta de presentación de Bolívar ante el Soberano Congreso de las Provincias Unidas de Nueva Granada, en la cual trazaba un diagnóstico de la derrota al tiempo que ofrecía sus servicios al ejército de esa región. Los granadinos lo acogieron otorgándole el rango de capitán de la guarnición de Barrancas.

Bolívar libró unas cuantas batallas, incluso desobedeciendo órdenes, y bajo el mismo procedimiento inició su arremetida hacia Venezuela. En mayo de 1813 emprendió la «Campaña Admirable», gesta que consistió en la reconquista de los territorios del occidente del país (mientras, de forma simultánea, Santiago Mariño tomaba los de oriente) hasta entrar triunfalmente en Caracas en agosto del mismo año. A su paso por Mérida le llamaron «el Libertador», y con ese título fue ratificado por la municipalidad de Caracas, que lo nombró, además, capitán general de los ejércitos de Venezuela. Pero la Segunda República iba a ser, en esencia, tan efímera como la primera.

BOLÍVAR EN A BATALLA DE ARAURE  (5 de diciembre de 1813)

Estaba claro que la naturaleza de la guerra era cambiante, lo cual no tardaría en demostrarse nuevamente. La astucia con la cual Bolívar intentó polarizar los bandos a través del Decreto de guerra a muerte de 1813 ("Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes. [...] Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables"), no fue suficiente para mitigar las diferencias existentes entre los ejércitos de mulatos y negros frente a la gesta emancipadora. La furia de los ejércitos realistas, al mando del español José Tomás Boves, forzó a los patriotas a abandonar Caracas en julio de 1814. La República caía nuevamente.

Había que repensar la situación. Después de un corto pero victorioso tránsito por la Nueva Granada (dirigió las tropas que ocuparon Santafé de Bogotá, sellando así la adhesión de Cundinamarca a las Provincias Unidas de Nueva Granada), Bolívar marchó hacia Jamaica en mayo de 1815. En Kingston se dedicó a divulgar, a través de una copiosa correspondencia con personalidades de todo el mundo, el propósito de la guerra que se estaba librando en el territorio de la América meridional. Hasta entonces, el mundo sólo conocía la versión de los realistas.

De estos documentos divulgativos, el más famoso es la Carta de Jamaica. En ella reproduce el panorama de todas las luchas que se llevaban a cabo simultáneamente en América, especula acerca del futuro del territorio y adelanta la idea de la unión colombiana. Y es que la escritura fue un capítulo importante en la vida de Bolívar. Puede decirse que el poder que ejercía su pluma le garantizó gran parte de sus triunfos. Revolucionó el estilo de la prosa haciendo de su letra el reflejo vivo de sus pasiones, pensamientos y acciones. Sus amanuenses y secretarios convenían en que los dictados del Libertador "tenían ganada la imprenta sin un soplo de corrección". Al mismo tiempo, desde el despacho de Jamaica, Bolívar preparaba la nueva estrategia para Venezuela.

LA «GRAN COLOMBIA»

La reconquista de Venezuela tardaría seis años en conseguirse. Las expediciones se iniciaron en la isla Margarita y continuaron su escalada por el oriente en dirección hacia Guayana. La batalla de San Félix (1817) dio a los independentistas la región de Guayana y la navegación por el Orinoco. En 1819, Bolívar emprendió la Campaña de los Andes, y, tras derrotar a los realistas en la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819), obtuvo el control de las Provincias Unidas de Nueva Granada (la actual Colombia), que habían caído en manos de los españoles en 1816. Finalmente, la victoria en la batalla de Carabobo (24 de junio de 1821) selló definitivamente la independencia de Venezuela y Colombia.

Fueron los tiempos del temible general realista Pablo Morillo, al que el absolutista monarca español Fernando VII, repuesto en el trono una vez finalizada la Guerra de la Independencia Española, había encomendado la misión de aplastar toda insurgencia. Vencerlo fue tarea difícil, y Bolívar tuvo que emplear nuevas estrategias de adhesión: proclamó la libertad de los esclavos y ofreció tierras a cambio de lealtad militar. Obtuvo así la colaboración de los ejércitos llaneros al mando de José Antonio Páez, vitales para el desarrollo de la contienda, como también lo fue la ayuda de un importante contingente de soldados y generales europeos, británicos fundamentalmente, quienes anhelaban unirse al Libertador.

BOLÍVAR Y FRANCISCO DE PAULA SANTANDER, vicepresidente de la «Gran Colombia»

Simultáneamente, Bolívar se encargó de la reconstrucción política de la región. En febrero de 1819 convocó el Congreso de Angostura, ante el que pronunció un célebre discurso en el cual instaba a los representantes a promulgar una constitución centralista que había de ser el fundamento jurídico de la soñada República de la Gran Colombia. Presidida por el mismo Bolívar, la «Gran Colombia» quedó constituida ese mismo año, y agrupaba por el momento los territorios de las actuales Venezuela y Colombia.

El sur se encontraba en la mira de la Gran Colombia, es decir, de Bolívar. La liberación y adhesión de las provincias de Quito y Guayaquil (el actual Ecuador) resultaba fundamental para consolidar y mantener la hegemonía en el continente de la recién creada República. Ello fue logrado, desde el punto de vista militar, en la batalla de Pichincha (1822), y desde el punto de vista político, por las negociaciones adelantadas por Antonio José de Sucre y Simón Bolívar, gracias a las cuales la región aceptó integrarse en la Gran Colombia una vez liberada.

El proceso de emancipación de Latinoamérica terminaría en Perú dos años después. El valor estratégico que tenía la conquista y liberación de este territorio por parte del ejército libertador era vital: en tanto que verdadero centro neurálgico del poderío español, la caída del Virreinato del Perú significaría la salida definitiva de los españoles del territorio americano. Tal victoria supondría, además, el triunfo de la ideología bolivariana republicana sobre la propuesta de construir monarquías en los territorios del sur, defendida por la oligarquía peruana y secundada, aparentemente, por otro gran caudillo de la independencia americana: José de San Martín.

En una inolvidable gesta que incluyó la travesía de los Andes desde Argentina, San Martín había liberado Chile en 1817; desde allí, al frente de un nutrido ejército que trasladó por mar, desembarcó en Perú, ocupó Lima en 1821 y proclamó la independencia. Pero apenas un año después, la disensiones internas y el hostigamiento de los realistas, que controlaban de hecho la mayor parte del territorio, habían debilitado sensiblemente su posición. Ambos libertadores se reunieron en Guayaquil en julio de 1822 con el fin de tratar éste y otros asuntos relativos a la guerra. Nunca se supo de qué hablaron Simón Bolívar y José de San Martín, pero el curso de los acontecimientos brinda la evidencia de un profundo desacuerdo; poco después, San Martín renunció a su cargo de Protector del Perú y regresó a Chile.

Tras constituir la «Gran Colombia», Bolívar derrotó a los españoles en Perú, poniendo fin a tres siglos de colonialismo

La definitiva liberación del Perú quedó así en manos de Bolívar. Apenas dos años después, tras hacerse cargo en persona de los preparativos, las batallas de Junín y de Ayacucho (agosto y diciembre de 1824) acabaron con la resistencia realista: la caída del Virreinato del Perú ponía fin a tres siglos de dominación española. En el Alto Perú, liberado en los primeros meses de 1825, se constituyó la actual República de Bolivia, presidida por su lugarteniente Antonio José de Sucre. Culminadas así todas las operaciones militares, Bolívar regresó a rendir cuentas al Congreso colombiano.

Bajo su impulso medio continente había alcanzado la independencia, pero, pese a haber reflexionado largamente sobre la forma de gobierno que convenía a los territorios americanos, ni la fortuna ni la clarividencia le acompañarían en su acción política. Bolívar abogó en todo momento por la edificación de un Estado centralista que lograra cohesionar aquello que, en virtud de una heterogeneidad racial, cultural y geográfica de la que era muy consciente, no resistía la perfección de una federación; pronto se puso de manifiesto, sin embargo, que el proyecto de mantener unidas en confederación a las nuevas naciones era una quimera.

Si bien logró todavía aplacar la sublevación de la Cosiata (1826), Bolívar intentó luego evitar la desmembración de la Gran Colombia invistiéndose de poderes dictatoriales (1828), lo que sólo sirvió como pretexto para que, el 25 de septiembre del mismo año, se perpetrase un atentado fallido contra su persona que minó profundamente su moral. Todo era inútil: el general victorioso en las luchas por la libertad de las naciones se veía vencido en aquella nueva etapa de lucha para la verdadera construcción de las mismas. El 27 de abril de 1830, Bolívar presentó su renuncia ante el que sería el último Congreso de la Gran Colombia. Las pugnas caudillistas y nacionalistas desbarataron toda posible conciliación y condujeron a la separación de Venezuela y Ecuador.

Durante los meses que precedieron a su muerte, el Libertador había de evocar constantemente su amarga derrota política. Recordaba a su último amor, Manuela Sáenz, que al salvarle la vida en el atentado del 25 de septiembre de 1828 se había ganado el título de «Libertadora del Libertador»; también evocaba otros amores y otros atentados. Lloraba la muerte de Sucre, el fiel lugarteniente asesinado el 4 de junio de 1830 en Berruecos; recordaba y deliraba, y así murió, solo y defenestrado de los territorios que había liberado, por causa de una hemoptisis, en la Quinta San Pedro Alejandrino, el 17 de diciembre de 1830. En 1842 el gobierno de Venezuela decidió trasladar los restos de Bolívar, según su último deseo. Desde entonces, su legado ha devenido mito y veneración como fundador de la patria.