Se verá la influencia que las cualidades y las irregularidades de los médiums pueden ejercer sobre la seguridad de las comunicaciones, y cuáles son aquellos que se pueden con razón considerar como médiums imperfectos.
Médiums poseídos.
Los que no pueden desembarazarse de Espíritus importunos y mentirosos, pero que no se dejan engañar.
Médiums fascinados.
Los que son embaucados por Espíritus embusteros y se hacen ilusión sobre la naturaleza de las comunicaciones que reciben.
Médiums subyugados.
Los que sufren una dominación moral y muchas veces material de parte de los malos Espíritus.
Médiums ligeros.
Los que no toman su facultad a lo serio, y no se sirven de ella sino por diversión o por cosas fútiles.
Médiums indiferentes.
Los que no sacan ningún provecho moral de las instrucciones que reciben y no modifican en nada su conducta y sus costumbres.
Médiums presuntuosos.
Los que tienen la pretensión de estar solos en relación con los Espíritus superiores. Creen en su infalibilidad y miran como inferior y erróneo todo lo que no viene de ellos.
Médiums orgullosos.
Los que tienen vanidad de las comunicaciones que reciben; creen no tener ya nada que aprender en el Espiritismo, y no toman para ellos las lecciones que reciben a menudo de parte de los Espíritus. Estos no se contentan con las facultades que poseen; quieren tenerlas todas.
Médiums susceptibles.
Variedad de los Médiums orgullos
Se resienten de las críticas de que pueden ser objeto sus comunicaciones; se enojan de la menor contrariedad, y si enseñan lo que obtienen, es para hacerlo admirar y no para pedir pareceres.
Generalmente toman aversión a las personas que no les aplauden sin reserva, y desertan de las reuniones en que no pueden imponerse y dominar.
Dejadles que se pavoneen en otra parte y que busquen oídos más complacientes, o que se retiren en el aislamiento; las reuniones que se privan de su presencia no pierden mucho.
Médiums mercenarios.
Los que explotan su facultad.
Médiums ambiciosos.
Los que sin poner precio sus facultades esperan sacar de ellas alguna ventaja.
Médiums de mala fe.
Los que teniendo facultades reales simulan las que no tienen para darse importancia. No se puede dar el título de médium a las personas que no teniendo ninguna facultad mediúmnica no producen más efectos que los de la impostura.
Médiums egoístas.
Los que solo se sirven de su facultad para su uso personal, y guardan para ellos las comunicaciones que reciben.
Médiums celosos.
Los que ven con despecho a otros Médiums mejor apreciado que les son superiores.
Allan Kardec.
"El árbol se conoce por sus frutos, porque así como un buen árbol no puede dar malos frutos; así mismo un mal árbol no podrá dar buenos frutos…"