Esta hermosa Oración que nos ha legado el Maestro Ismael en su Obra, refleja la necesidad, y un profundo deseo de acercarse a Dios, así como un reconocimiento de la propia condición espiritual. Cada frase está impregnada de profundos conocimientos que vibran al unísono con las Leyes Espirituales.
Cuando el Maestro Ismael se describe a sí mismo como un "pequeño siervo del huerto del Padre Supremo", lo que evoca, es una imagen de humildad, agradecimiento y dedicación; con lo cual enseña que cada individuo tiene un papel en la Obra de la creación, y que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio a los demás, y no en el resultado mismo. Este sentir está alineado con la Ley Espiritual, de que somos en esencia, espíritus en evolución, y que nuestra misión es aprender para ayudar a otros en su camino.
La humildad es un valor fundamental en la Enseñanza de los Estudios Astrales Espirituales Ante Dios, donde la vanidad y el orgullo son obstáculos en el desarrollo espiritual. Al presentarse como un "pequeño siervo", el Maestro reconoce su lugar en el vasto universo espiritual, enfatizando que todos somos parte de un todo mayor.
La Oración se centra en el amor y la fe; dos conceptos esenciales en el espiritismo. El amor es considerado la fuerza primordial que une a todos los seres. El Maestro León Denis en sus obras, subraya que el amor es la esencia de la vida espiritual y la clave para la evolución. Luego, la expresión de “sólo siento ese amor hacia mi Padre Celestial y hacia mis hermanos que muy extraviados están" evidencia en el Maestro, un gran entendimiento de la Ley Espiritual, y el vínculo que debe de haber entre todos los espíritus, hijos del Padre Supremo Creador; pero, ante todo, denota agradecimiento ante Dios, porque sin agradecimiento no es posible que nazca el amor, y sin amor no puede haber en el corazón benevolencia ni comprensión ante las faltas de nuestros hermanos
La fe, por otro lado, se presenta como una Esperanza en el Plan Divino y en la bondad que Dios extiende para todos sus hijos. La frase "mi esperanza ha de llegar hacia tus pies" sugiere un deseo de entrega y confianza en aquella Majestad Divina. Esta fe es vital en el camino espiritual, ya que permite al individuo superar las adversidades y avanzar hacia su perfección.
El anhelo de Luz y Evolución Espiritual, es el deseo "de regresar a la diestra del Padre Supremo" y "participar de su Luz Divina". En el espiritismo, la luz es un símbolo de conocimiento Espiritual y verdad. El Maestro Ismael enseña que, el conocimiento es esencial para la evolución del Espíritu, por lo que enfatiza en su sugerencia, estudiar palabra por palabra. Por lo tanto, conocer, comprender, pero, sobre todo, actuar de acuerdo a las Leyes Espirituales, nos permite transitar por el camino recto, y nos brinda la oportunidad de evolucionar.
El amor hacia Dios, es la fuerza motora que impulsa y permite al espíritu escalar los diferentes planos a través de sus distintas cruzadas hasta llegar "ante las plantas del Supremo Dios Infinitamente Poderoso y Justo" para postrarse ante Él y agradecer su bondad perenne. Esta búsqueda de la luz es un viaje que cada espíritu debe emprender enfrentándose a sus propias sombras y limitaciones. La Oración se convierte entonces en una súplica donde se clama al Padre Supremo la fortaleza física, mental y espiritualmente para mantenerse firme a pesar de las persecuciones y de los encantos del terrestre, y poder así elevar la mentalidad hacia el Padre Eterno.
La mención de los "hermanos extraviados" indica en el Maestro, sensibilidad y preocupación por el sufrimiento de sus hermanos. El espiritismo enfatiza sobre la importancia de la solidaridad y la caridad. SIN CARIDAD NO HAY SALVACIÓN, dijo el Maestro Allan Kardec; porque el reconocimiento de que otros pueden estar en un estado de confusión o sufrimiento, implica una invitación a la acción; es decir, a extender la mano al hermano que se encuentra en el fango.
La Oración Ante Dios, no sólo es un acto personal, si no un llamado a la Compasión, a la Solidaridad, a la Benevolencia; entre otros, a la acción de contribuir al bienestar de toda la humanidad, ayudando a aquellos que están perdidos en su camino, incluso al del propio enemigo.
Este aspecto de la Oración, resuena con nitidez, al esclarecer que, el bienestar de uno está intrínsecamente ligado espiritualmente al bienestar de todos. La evolución no es solo un proceso individual, sino también colectivo; cada acto de amor y compasión contribuye al avance de la humanidad en su conjunto; porque amar a nuestros hermanos, es amar a Dios.
Por lo tanto, el agradecimiento es un tema fundamental en la Enseñanza del Maestro Ismael, porque expresa en todo momento el deseo de "dar gracias por todo el bien recibido".
Este reconocimiento de las bendiciones y de las enseñanzas que nos brinda la vida, es fundamental en el desarrollo espiritual, porque la gratitud nos acerca a Dios, permitiéndonos reconocer la sabiduría en cada experiencia, ya sea positiva o negativa. Si es positiva, bien para el espíritu porque cumple su tarea; si es negativa; igualmente es bien para él, porque las vicisitudes, las aflicciones, las persecuciones etc., son deudas que se van pagando, y a la vez, son enseñanza para el espíritu.
El acto de orar y agradecer es en sí mismo, una práctica espiritual que fomenta la humildad. Al centrar la atención en los demás y en lo que se ha recibido, se aleja el egoísmo y se cultiva una actitud de amor y Caridad hacia todos.
En suma; ANTE DIOS, es una hermosa expresión de la búsqueda espiritual del ser humano que se alinea perfectamente con las enseñanzas del espiritismo. A través de la humildad, el amor, la fe, la esperanza, la solidaridad y el agradecimiento, el autor de esta Enseñanza, síndico espiritual, manifiesta un deseo firme, auténtico y genuino de acercarse a Dios, ayudando a sus hermanos en el camino.
El espiritismo nos recuerda que la vida es un viaje de aprendizaje y evolución, donde cada oración, cada acto de amor y cada momento de gratitud son pasos hacia la luz y la verdad. Esta hermosa Oración es una página del Espíritu del Maestro Ismael Garzón Triana, donde nos invita a toda la humanidad a reflexionar sobre su propia relación con Dios y con los demás, recordando que al final, todos somos hijos de un mismo Padre Supremo, Creador de todo cuanto se encuentra en el Universo.
Vuestro amigo, hermano y servidor,
-Héctor Fabio Cardona-
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