“Recoged las semillas que yo hago llegar y no las desperdicies, cultívalas por el bien de la humanidad; porque en tu corazón, chispa radiante, llevas mensajeros ocultos en los templos de amor y de paz” dijo el Maestro Ismael.
Ciertamente no podemos obligar a nadie a comprender un mensaje que no está listo para recibir; aun así, nunca debemos de subestimar el poder de plantar una semilla…”
Os digo hermanos de mi espíritu, que la misión, la tarea como estudiantes astrales-espirituales al servicio de Dios, es esparcir con amor, con mansedumbre hacia toda la humanidad, aquella semilla que representa ésta humilde pero grandiosa Enseñanza; y aunque en momentos sintamos desfallecer ante las ingratitudes, y nos parezca poco, o infructuoso lo que hemos realizado hasta el momento; en realidad debemos de saber, que mucho hemos hecho, y mucho hemos avanzado ya, al haber dirigido nuestros pasos hacia esta hermosa Enseñanza. Entonces, en un verdadero acto de amor y de GRATITUD hacia el Maestro Ismael por concedernos ésta Obra, colaboremos con su causa, dando continuidad a sus preceptos, a su legado, y engalanemos nuestros espíritus con el conocimiento que podamos adquirir mediante el estudio serio y honrado de las Leyes Espirituales, de los Mandatos Divinos, para que nuestro actuar, así como las preguntas realizadas por nuestros hermanos sobre la Obra, sean respuestas esclarecidas con conocimiento de causa, al basarlas en las Leyes Espirituales para que sean armoniosas, coherentes, claras, transparentes, nítidas y cristalinas como la Fuente misma de donde han sido obtenidas para su divulgación, porque sólo así nuestras palabras estarán refrendas por la verdad, siendo decididas, firmes, valerosas, pero sobre todo respetuosas con el libre albedrío de nuestros hermanos dentro y fuera de la Enseñanza. Si así actuamos, pronto apreciaremos las grandezas que en lo espiritual están destinadas para quienes, con verdadero amor hacia el Padre Supremo, decidamos con humildad y no por el ansia de reconocimiento, compartir con nuestro hermano sediento de conocimiento, las aguas cristalinas de este gran Manantial para mitigar su sed, y brindar la oportunidad tal y como la recibieron nuestros espíritus cuando libamos las mieles de éste rocío, de este gran banquete, de este pan espiritual.
Os pregunto hermanos de mi espíritu; si un recipiente recibe, recibe, y recibe y no se comparte su contenido ¿Qué sucede? Termina por derramarse sin provecho alguno para nadie.
Así acontece a el espíritu egoísta que acumula y acumula conocimiento sin compartir; se hace presuntuoso, se enorgullece, y termina por ahitase, y cuando le llega la hora de partir de este plano terrenal, se lamentará incesantemente sin lograr comprender por qué su destino no es el esperado a pesar del lustre de su mentalidad. Pero os digo, conocimiento que no se expande, es conocimiento infructuoso que, en vez de alivianar el espíritu, se vuelve lastre para él, por la avaricia de conocimiento.
Honremos nuestra palabra al dar cumplimiento al compromiso que a diario refrendamos cuando clamamos…"Padre mío, en tus manos nos encomendamos para llevar a feliz término el mensaje de amor para todo aquél que cree en Dios; porque de Él somos hijos, y a nuestros hermanos queremos entregar lo que las Fuerzas Supremas por intermedio nuestro entregan para todos aquellos. ¡Oh! Padre mío, concédenos ser sus servidores en el terrestre y en el espacio.”
Muchas de las ocasiones se dice y se repite mecánicamente sin tener conciencia de lo que pronunciamos “Sólo siento ese amor hacia mi Padre Celestial y hacia mis hermanos que muy extraviados están” y si no hay conciencia y coherencia con aquello que clamamos; sólo estaremos lanzando al aire palabras vacías.
Entonces sabed hermanos míos, que la lucha como trabajadores de una Causa Divina se tornará cada día mucho más espinosa, si ante las ofensas y a pesar del conocimiento adquirido sobre las causas, nos llegásemos a sentir víctimas y no culpables en caso espiritual, como también si no hay comprensión, humildad y verdadero amor en nuestros corazones.
Muchos encontraremos las Leyes espirituales demasiado “exigentes” si no tenemos una rectitud moral, porque la Enseñanza para poder ser comprendida, demanda pulcritud tanto en lo corporal como en lo espiritual, al tener que aislarnos de los vicios y de las sectas para reconocer nítidamente los Mandatos, al igual que requiere preparación constante mediante las prácticas y el estudio de las Leyes Astrales Espirituales para poder brindar con verdadero conocimiento, el servicio a la humanidad sin confundir a Dios por otra cosa.
Nos hemos concedido en nuestra libertad, la oportunidad de ingresar al sendero espiritual para cumplir y hacer cumplir los Mandatos Divinos; pero para hacer cumplir, primero debemos cumplir nosotros como estudiantes, porque como siervos al servicio espiritualmente ante aquella Majestad Divina, debemos dar buen ejemplo dentro y fuera de los Estudios para enseñar a los demás a cumplir.
El hacer cumplir, no es imponer, no es maltratar, no es humillar, señalar, juzgar o someter; es entregar con amor, sin tasa y sin medida, lo que, con amor, sin tasa y sin medida se nos ha entregado. “No se debe confundir la firmeza con el atropello; orientó en una ocasión el Maestro Allan Kardec” Recordadlo muy bien.
Entonces no desfallezcamos hermanos míos en nuestra lucha, en nuestro compromiso, en nuestro derrotero, en nuestra tarea, en nuestra misión asignada, y honremos nuestro juramento, extendamos la Ley, y entreguémosla a todo aquél amador de Dios, porque se nos ha concedido todo para cumplir con ese mandato.
Alentémonos, fortalezcámonos, cubrámonos con el manto, con la armadura de la Oración diariamente, clamando sólo al Padre, porque Él en su infinita sabiduría despejará nuestros caminos en lo corporal y en lo espiritual para que no desandemos el camino ya recorrido; y así, después de la ardua batalla en el terrestre, poder colocar en el espacio la bandera blanca que Dios concede como premio a quienes alcancen ese triunfo…
Os invito a unirnos fraternalmente, a hacer un frente común para extender, para publicar por todos los medios que en el terrestre existen, la humilde Enseñanza que representamos, y así llevar el conocimiento a todos nuestros hermanos, y enaltecer nuestra palabra cuando decimos “Yo os prometo Padre mío seguir el camino hacia la Luz Divina; yo os pido señor, participar de la Luz Divina. Yo que soy uno de tus siervos el más pequeño, pido la sabiduría, y la inteligencia me cubra para servir en su nombre a todo aquél que quiera ese favor de mi Padre Celestial."
Vuestro amigo, hermano y servidor
-Héctor Fabio Cardona-