Gandhi - Todos los hombres son hermanos


La vida de Gandhi hunde sus raíces en la tradición religiosa de la India, cargando el acento en una búsqueda apasionada de la verdad, en un profundo respeto a la vida, en un ideal de desprendimiento, mostrándose dispuesto a sacrificarlo todo por el conocimiento de Dios. Cada uno de los instantes de su vida ha quedado sellado por esa búsqueda de la verdad: «Mi vida, mis actos y mi ser tienden a la consecución de este fin».
Una vida sin raíces, carente de todo apoyo sólido y profundo, tiene que ser necesariamente superficial. Algunos creen que basta con saber dónde está el bien para obrar en consecuencia. Pero no es así. Aun cuando sepamos dónde está el bien, no siempre optaremos por él y obraremos en este sentido.

       Víctimas de tremendos impulsos, seguimos el mal y apagamos la luz que hay en nosotros. «En nuestra condición actual nos enseña la doctrina hindú; no somos más que mitad hombres. La parte inferior de nuestro ser todavía es animal. Sólo el dominio de nuestros instintos por el Amor puede sujetar a la bestia que hay en nosotros».
Gracias a una serie de intentos y de errores, a un conocimiento cada vez más profundo de sí mismo, a una austera disciplina, puede el ser humano ir avanzando paso a paso, con fatiga, a lo largo del camino que le conduce al final.
    
       La religión de Gandhi tenía un fundamento racional y ético. Gandhi no habría aceptado una creencia que no apelase a la razón ni un mandamiento que no se impusiese a su conciencia. Si creemos en Dios, no sólo con nuestro entendimiento; sino con todo nuestro ser, nos esforzaremos en amar a toda la humanidad sin distinción de razas o de clases, de nación o de religión. Entonces trabajaremos por la unidad de los hombres. «Todas mis acciones tienen su fuente en mi amor inalterable a la humanidad». «No he conocido ninguna distinción entre parientes y desconocidos, entre compatriotas y extranjeros, entre blancos y hombres de color, entre hindúes e indios pertenecientes a otras confesiones, bien sean musulmanes, cristianos o judíos. Puedo asegurar que mi corazón ha sido incapaz de establecer estas distinciones». «Gracias a una larga disciplina y a la oración, hace más de cuarenta años que he dejado de experimentar la enemistad contra nadie». Todos los hombres son hermanos y ningún ser humano puede sernos extraño. Nuestra finalidad debería ser el bien de todos, el sarvodaya Dios es el vínculo común que une a todos los seres humanos. Romper ese vínculo, incluso en el caso de nuestro mayor enemigo, sería lo mismo que prescindir de Dios. Hasta en los más perversos hay un poco de humanidad.

1 comentario:

  1. SI SOMOS CAPACES DE AMAR A NUESTROS GATOS Y PERROS PORQUÉ NOS QUEDA GRANDE AMAR A NUESTROS SEMEJANTES.?

    ResponderEliminar

Independientemente de que vuestra opinión sea favorable o no, sobre el tema publicado; nos interesa el conocer vuestro punto de vista, pues toda evaluación que se haga dentro del marco del respeto es valiosa para nosotros porque nos ayuda a corregir errores y a mejorar los aciertos.

BIENVENIDOS.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.